Seiscientos veintitrés kilómetros y medio. Esa es la distancia que separa a la ciudad de Mendoza de la de Carlos Paz, en Córdoba.
Seiscientos veintitrés kilómetros y medio. Esa es la distancia que separa a la ciudad de Mendoza de la de Carlos Paz, en Córdoba.
Cristina Mopardo había planeado, junto a su hija Florencia Romano. recorrerlos este 28 de febrero para celebrar juntas el cumpleaños de 15 de Flor.
Pero eso no podrá ser.
Eso no podrá ser, porque el 12 de diciembre del año pasado, Florencia Romano fue víctima de un femicidio.
Sin embargo, Cristina, su esposo José y su hijo Matías -el hermano mayor de Florencia- sí recorrerán esos 623,5 km hasta Carlos Paz, y lo harán para llevar allí las cenizas de Florencia, a modo de homenaje de un sueño que no podrá cumplir.
Después de dos meses y medio sin la niña que les llenaba la vida, Cristina y José no solo están tristes, sino desorientados.
Así Cristina define el dolor, como un hueco que se ensancha hasta hacerse un pozo sin final durante el día. y se cierra con el sueño.
Es que después de su asesinato, la familia de Florencia Romano vive en una pesadilla y sueña la vida que hubieran querido vivir junto a ella.
La sueñan creciendo.
La sueñan celebrando.
La sueñan feliz, sana, a punto de comenzar segundo año de la secundaria.
La sueñan y la seguirán soñando.
Pero en este tránsito, han aprendido a reconocer el dolor de los demás. Por eso han iniciado algunas acciones solidarias para la gente que menos tiene, y en especial Cristina, quiere trabajar activamente para que a ninguna mujer le suceda lo que le ocurrió a su hija.
"Estamos organizando algunas acciones para el 8 de marzo, rogamos que a ninguna mujer le vuelva a ocurrir algo así" aseguró Cristina.
Los cinco días que transcurrieron luego de la desaparición y hasta el hallazgo del cuerpo sin vida de Florencia, fueron los más largos y desesperantes en la vida de la familia Romano-Mopardo.
Así lo contó Cristina.
"Yo a mi hija hubiera preferido encontrarla rápido, aún sabiendo que la iba a encontrar muerta, nadie puede saber lo que pasamos esos días".
El cuerpo de Florencia Romano fue encontrado el jueves 17 de diciembre pasado cerca de las 18, en una acequia ubicada en la calle Alsina al 2300 de Maipú, en las inmediaciones de un frigorífico y unas canchas de fútbol.
En el exacto lugar del hallazgo, la familia quiere colocar un recordatorio, para incentivar la memoria.
Quizás porque la memoria es la única manera de seguir viviendo que le queda, no solo a su familia, sino a quienes desean -deseamos- que la Justicia llegue pronto para calmar el dolor de una herida que no cierra.