Tierra desde el espacio
La imagen muestra los datos del albedo o la cantidad de radiación emitida por la Tierra al espacio. Los tonos azules muestran zonas con albedo reducido. Las partes nubladas o con hielo rebotan más radiación.
Las causas de este oscurecimiento desigual apuntan directamente a la actividad y la culpabilidad humana y se explican en tres factores principales:
Menos aerosoles industriales: durante décadas, la contaminación del hemisferio norte actuó como un escudo que reflejaba radiación solar. Sin embargo, las políticas de aire limpio redujeron drásticamente estas partículas. El resultado positivo para la salud pública tuvo un efecto secundario, como todo lo que toca la mano humana. Pues la atmósfera más “limpia” de la Tierra deja pasar más radiación, aumentando la absorción de calor.
Derretimiento de nieve y hielo en el Ártico: las superficies blancas reflejan gran parte de la luz solar. A medida que se derriten, dejan expuestas superficies más oscuras, como océanos y suelos, que absorben más energía. Este ciclo de retroalimentación positiva acelera el calentamiento global, y el impacto es más fuerte en el norte que en la Antártida, donde la masa de hielo es más estable.
Más vapor de agua en la atmósfera: por otro lado, el calentamiento de los océanos intensifica la evaporación, y el vapor de agua funciona como un potente gas de efecto invernadero, atrapando el calor que de otro modo escaparía al espacio.
¿Qué consecuencias trae que la Tierra se oscurezca?
Tierra desde el espacio (1)
El ojo humano no lo ve, pero dispositivos especiales de una decena de satélites han detectado que la Tierra cada vez brilla menos y no es casual que sea por culpa de la mano humana.
El exceso de energía acumulada en el hemisferio norte está provocando cambios visibles, tal como el desplazamiento de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), una franja clave para las lluvias tropicales. Esto amenaza con sequías en zonas que antes dependían de precipitaciones constantes y, al mismo tiempo, con inundaciones en otras regiones.
Además, hace que haya una ralentización de la Circulación Meridional del Atlántico (AMOC), una corriente oceánica vital que regula el clima de Europa y América del Norte. Su debilitamiento se asocia al exceso de calor y al deshielo, que modifican la salinidad y densidad del agua del Atlántico. En este sentido, los fenómenos extremos más frecuentes, como los huracanes, son más potentes.
El oscurecimiento asimétrico de la Tierra es una señal de alarma sobre como la actividad humana no solo está calentando el planeta, sino que está alterando su equilibrio energético básico. Para la NASA es importante reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger la criósfera y mantener ecosistemas para frenar un proceso que amenaza con redibujar el mapa climático global.