La salvia de otoño o Salvia greggii, puede ser la planta adecuada. Es una perenne apreciada por su resistencia y su capacidad para atraer colibríes. Es originaria de zonas cálidas y secas, se adapta muy bien a climas soleados y de poca humedad.
Sus flores tubulares, que pueden ir del rojo intenso al rosado o blanco, producen néctar en abundancia, lo que la convierte en un verdadero imán para atraer pequeñas aves. Además, florece durante gran parte del año, por lo que es ideal para quienes buscan color constante sin demasiadas exigencias.
La salvia de otoño tiene flores casi todo el año.
La salvia también destaca por su forma compacta y su rápido crecimiento. Puede alcanzar entre 60 y 90 centímetros de altura, y sus hojas aromáticas aportan un toque extra de frescura al jardín. Su apariencia ligera y su porte ordenado permiten combinarla con otras especies, o usarla como protagonista en canteros y macetas.
Cuidados de la planta
Según los expertos de Picture This, la salvia de otoño es una planta fácil de mantener. Necesita mucho sol, al menos seis horas de sol por día. Los lugares con sombra reducirán la floración, así que si quieres que la salvia exponga sus flores todo el año ten en cuenta este detalle.
Esta planta muestra tolerancia a la sequía y tiene necesidades mínimas de riego. Se desarrolla bien con baja humedad, requiriendo un riego semanal para un crecimiento óptimo. En primavera-verano se recomienda aumentar la frecuencia a dos o tres riegos cada semana.
Las flores de la salvia de otoño son tubulares, de dos labios, y crecen en espigas terminales.
En lo que respecta a fertilización, puedes aplicar un abono equilibrado alto en fósforo en primavera. Lo ideal es integrar el fertilizante con el sustrato bien drenado, justo después del riego para mejorar la absorción de nutrientes.
A principios de primavera también se recomienda hacer una poda, recortando un tercio de su crecimiento y eliminando tallos muertos para mejorar la circulación del aire, y estimular el crecimiento.






