El match de sus vidas

La pareja mendocina que se conoció en Badoo, apostó fuerte desde el primer día y celebra 10 años de matrimonio

Anabella buscaba una relación seria; Diego no. Aun así, hicieron match en Badoo y lo que parecía una historia breve terminó en compromiso, boda y dos hijos

Cuando Anabella Lentini y Diego Luján hicieron “match” en Badoo, una aplicación para conocer personas, no imaginaban que ese chat casual terminaría en una década de matrimonio, dos hijos y una familia consolidada. Él quería algo pasajero; ella, una relación formal. Aun así, en cuestión de meses apostaron a convivir y los resultados están a la vista: una de las historias de amor más sólidas nacidas en una app.

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Familia feliz. Anabella y Diego junto a Pedro y Simón, sus hijos.

Familia feliz. Anabella y Diego junto a Pedro y Simón, sus hijos.

La de Anabella, farmacéutica, y Diego, médico, ambos mendocinos, se cruzaron por azar en una aplicación de citas, pero la suya no es una historia de amor perfecta ni tradicional; es una historia real. No hay un relato de señales místicas ni de coincidencias extraordinarias. Anabella lo relata directo en diálogo con Diario UNO: “Yo creo que señales no hubo… todo fluyó”. Ella había vuelto a Mendoza desde Mar del Plata cargando el deseo de que llegara “el amor bueno”. Él regresaba a la provincia después de descartar una residencia también en “La Feliz”, que no lo convencía y sin ninguna intención de buscar algo serio.

Cuando se encontraron en el chat, cada uno traía un objetivo diferente. Pero, sin saberlo, estaban parados frente al mismo punto de partida: apostar.

Diego fue claro desde el primer día: no estaba buscando una novia. Anabella también fue clara: sí estaba buscando un vínculo que valiera la pena. Esa honestidad inicial, lejos de alejarlos, los conectó. Fue un pacto tácito, algo que ella hoy define como clave: “Tal vez si en la primera salida no hubiéramos sido claros en nuestros deseos, no hubiera funcionado”.

Cinco meses para decidir apostar al amor

A los tres meses de salir, ya estaban compartiendo un viaje juntos. Un viaje, dicen, siempre es una prueba: si las risas y la complicidad sobreviven a la convivencia temporal, algo bueno está ocurriendo.

Pero la verdadera prueba vino después: la convivencia plena. A los cinco meses de haberse conocido, Diego llevó una valija y se instaló en la casa de Anabella.

Nada de pasos cautelosos, nada de esperar “el momento indicado”.

anabella lentini boda
La boda, el 1 de octubre de 2016. Anabella y Diego celebran su primera década el año que viene.

La boda, el 1 de octubre de 2016. Anabella y Diego celebran su primera década el año que viene.

“Cuando nos fuimos a vivir juntos tan rápido, tuvimos todas las señales de que íbamos a poder con todo”, cuenta ella. Y no exagera.

La convivencia no solo confirmó la compatibilidad. La solidificó.

Un compromiso que llegó en el recital de Luis Miguel y el sueño de la boda

El compromiso no fue fruto de una planificación tradicional; fue una promesa nacida de un ritual propio de la pareja.

Ambos acordaron que cuando Luis Miguel pisara suelo mendocino, ellos pondrían fecha de casamiento. Y así fue.

El 1 de noviembre de 2014 fueron al recital, cantaron, festejaron y, horas después, sellaron el compromiso en un hotel, con anillos, sushi y champagne.

Era una escena casi cinematográfica, pero auténtica.

anabella lentini varadero
En Cuba, 2013. Dejando constancia en la arena de una historia que recién se iniciaba.

En Cuba, 2013. Dejando constancia en la arena de una historia que recién se iniciaba.

El casamiento llegó el 1 de octubre de 2016. Bella ceremonia, familia reunida, un clima emocional atravesado también por la tristeza: Anabella había perdido a su papá pocos meses antes.

Pero su consuelo fue uno: él alcanzó a conocer a Diego, y supo que su hija estaba con la persona indicada.

El amor que empezó con un perro: Boby

Antes de que llegaran los hijos, llegó él: Boby.

La pareja lo adoptó muy temprano en la relación, cuando todavía estaban acomodándose a la convivencia. “Con Boby ya habíamos armado una familia”, resume Anabella.

Pero la historia también tuvo momentos muy duros. La pérdida del primer embarazo los golpeó fuerte. El dolor los atravesó, pero no los quebró.

El tiempo les trajo lo que soñaban: primero nació Pedro, y luego, en plena pandemia, Simón. Dos chicos que no solo los completaron como pareja, sino que todos los días les muestran el resultado de haber elegido construir un hogar basado en diálogo y ternura.

La regla de oro que sostiene el amor desde el primer día

En diez años de matrimonio y más de una década juntos, Anabella recuerda una sola noche en la que se fueron a dormir peleados. Una sola.

Esa es la regla que mantienen como un mantra: hablar siempre, resolver siempre, no dejar que el enojo se meta en la cama.

anabella lentini familia

"Todo fluyó naturalmente", asegura Anabella, quien asegura que está orgullosa de la familia que formó.

“Del otro siempre aprendemos”, dicen. Y es una frase que sintetiza toda su filosofía.

Anabella lo define de manera simple y hermosa:

“El amor se construye desde todos los ángulos. Confiar, estar, apoyar. Los hijos. Por sobre todo ellos, que nos enseñan todos los días y nos demuestran que son tan felices con nosotros como nosotros con ellos”.

Hoy, mientras se preparan para celebrar 10 años de casados, sienten que su historia es la prueba de que cuando dos personas se eligen de verdad, todo encuentra su lugar.

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Las aplicaciones de citas muchas veces tienen un final feliz: la historia de amor de Anabella y Diego lo confirma.

Las aplicaciones de citas muchas veces tienen un final feliz: la historia de amor de Anabella y Diego lo confirma.

Que un saludo seco en una aplicación de citas puede terminar en una vida compartida.

Que la honestidad, desde la primera cita, puede abrir caminos impensados.