La llegada del internet satelital de Elon Musk, Starlink, abrió nuevos horizontes de conectividad, mucho más costosas, pero funcional. Primero acudieron los militares británicos que habitan en la base de Mount Pleasant y luego algunas compañías pesqueras. Con el tiempo cada vez más isleños contrataron el servicio.
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El gobierno de las Islas Malvinas prohibió el internet de Starlink.
Sin embargo, el gobierno de Islas Malvinas lanzó una amenaza a todos sus habitantes. Si detecta que alguno tiene Starlink, los podría multar con 5000 libras, alrededor de 6.500.000 pesos argentinos, además de bloquear el servicio.
Un habitante de la isla se animó a dar testimonio al medio mencionado anteriormente, manteniendo el anonimato, y expresó su cansancio. "Queremos solo un buen servicio de internet. El que hay disponible es terrible. El resto del mundo tiene un buen servicio y aquí, no. Somos muchos, tal vez la mitad de la población, los que estamos hartos”, expresó.