Cuando vemos a alguien llorando lo habitual es que nos pongamos tristes llegando al punto de llorar junto a esa persona; la ciencia investigó por qué sucede este mecanismo, cómo se activa y qué hormona participa aumentando el sentimiento de empatía por quien no está pasando un buen momento.

Eduardo Calixto, académico de las facultades de Medicina y Psicología de la UNAM en Barcelona explicó que "en la naturaleza, no somos la única especie que llora, pero si los que más rápido detectamos la emoción y la compartimos".

Por su lado, el investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, agregó que los seres humanos son la "única especie que saca ventaja del llanto".

Según la ciencia, ¿por qué lloramos cuando alguien lo hace?

La ciencia explica que el llanto es uno de los procesos "mágicos" cerebrales cuya función es empatar socialmente a los humanos; esto se produce porque al ver a otra persona llorar, se activan las neuronas espejo e incrementa la frecuencia de su activación. De esta manera se genera la oxitocina, una hormona neurotransmisor que aumenta el sentimiento de empatía con la persona que llora.

Estas neuronas se han descubierto en primer lugar en primates, luego se encontraron también en los humanos, ubicados en el área de Broca y en la corteza parietal.

Gracias a las neuronas espejo somos capaces de reconocer las emociones e intenciones en los demás. Desempeñan entonces una función importante dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía. De aquí que algunos científicos consideren que la neurona espejo es uno de los más importantes descubrimientos de las neurociencias en la última década.

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Según la ciencia, llorar es tan contagioso como la risa.

Según la ciencia, llorar es tan contagioso como la risa.

El especialista en neurofisiología, Eduardo Calixto, agrega que "al llorar uno indica claramente que tiene una vulnerabilidad, que no está en la mismaproporción conductual con quien interactúa en el momento del llanto".

Calixto también explicó el desarrollo del llanto detallando que, primero, se genera por incomodidad y hambre, frío o dolor; luego se va produciendo por estímulos más sofisticados relacionados a la educación y a procesos sociales que en algunas culturas son más significativos (como la culpa y la vergüenza). En otras oportunidades el aprendizaje y los contextos pueden modificar la capacidad de liberar o no esas lágrimas.

Llorar nos humaniza

Cuando una persona llora identificamos que es un índice de tristeza, por lo tanto, dependiendo la situación, podemos modificar nuestra actitud grosera o violenta. Por el contrario, si vemos llorar a otro ser y ante las lágrimas no reaccionamos, posiblemente se hable de un trastorno de personalidad.

Los estudios realizados por especialistas destacan que es necesario que los jóvenes lloren entre los 7 y los 14 años ya que si no lo hace tendrá niveles de estrés más altos y puede tener consecuencias en la agresividad y en trastornos de personalidad. Eso se produce porque se reorganizan las conexiones de estructuras cerebrales claves en la generación de emociones (amígdala cerebral, hipotálamo y giro del cíngulo).

La psicología indica que si alguien quiere llorar y no lo logra, seguramente hay una causa en ese lapso de tiempo que requiere atención profesional. Sin embargo, también se puede llorar por alegría o felicidad, pero eso será motivo de otro artículo periodístico.

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