Claudia y Gassim toman mate. Ella bajó del tren y ahora están en su casa, esa construida detrás de la de sus padres. Toman mate, como una ceremonia. "Estamos felices de volver a estar juntos, de tenernos, de apoyarnos el uno en el otro para tratar de concretar nuestros sueños, nuestras ideas”, dice Claudia.

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Claudia Rosa Alhassimou (47) y Gassimou Barry (33) toman mate en Monte Grande, 28 kilómetros al sur de la Ciudad de Buenos Aires. Están juntos y eso es bueno, pero este presente, mil veces mejor de aquel pasado de hace 6 meses, no es suficientemente bueno. “Estamos re mal. Nos arruinamos la vida. A veces me vienen ganas de sentarme, agarrarme la cabeza y ponerme a llorar. Perdimos todo”, dice Gassim.

Él estuvo 587 días preso. Primero estuvo acusado de femicidio y, después, de haberlo encubierto. Finalmente la Justicia de San Rafael lo sobreseyó, creyendo en lo que Gassim siempre había dicho. Que caminaba por la vereda y encontró, dentro de una acequia, un celular, que activó después. Ese celular era de la policía Florencia Peralta, que había sido asesinada horas antes, hecho por el cual finalmente fue condenado a prisión perpetua Damián Ortega, pareja de la víctima.

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“Habíamos iniciado un local en 2017, estábamos re bien, pero cuando me llevaron (fue detenido) imaginate… Claudia tenía su trabajo de docente y lo terminó perdiendo por tratar de acompañarme. Cerramos el local, porque no había nadie de confianza que lo pudiera atender y generamos deudas de alquiler, impuestos, mercadería… Además no pude devolver el dinero que me habían prestado para abrirlo. Pensamos que al salir, al quedar libre, íbamos a poder recuperarnos y pagar la deuda, pero el dinero apenas nos alcanza para comer”, dice Gassim, mientras el mate espera el siguiente sorbo.

La pareja dice que esto es así, porque el local, el que aún logran mantener en Buenos Aires y en el que trabaja Gassim, vende muy poco. Y, para colmo, a Claudia le cuesta conseguir trabajo.

Gassim es de Guinea y dice que allí “nunca vi gente comiendo de la basura. Allá, al horario de la comida, se dejan las puertas abiertas y cualquier transeúnte que tenga hambre puede pasar y comer. Es una cuestión cultural. Acá he visto gente comiendo de la basura”.

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Gassim ha tenido una vida difícil, desde siempre. Nació en Guinea. Su padre murió cuando él tenía 11 años y su madre lo crió junto a cinco hermanos, dos hermanas mayores y tres varones más pequeños.

En 2009 Gassim se ganaba la vida en el puerto de Senegal, cargando arroz en los barcos que partían hacia el Atlántico. Un día vio la oportunidad y se zambulló en el mar y se embarcó como polizón en un carguero, que terminó dejándolo en el puerto de San Lorenzo, en Santa Fe.

-¿Cómo está la relación con tu familia, la de África?

-Está todo mal con ellos. Nuestra cultura dice que el que sale tiene que ayudar al que se queda allá,… y yo no puedo hacer nada. Eso es muy difícil de entender para ellos. La familia de África no entiende que estamos en un país donde están las cosas tan difíciles. Para ellos, que uno haya salido, es estar en un mundo mejor y tener que mandar dinero todos los meses. Espero que las cosas mejoren y poder volver a ayudarlos.

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Claudia ceba otro mate y dice que “a pesar de todo, estamos un poco mejor. Esta es nuestra casa y no pagamos alquiler. Tuvimos que arreglarla, que refaccionarla y pintarla. Humildemente, intentamos que nuestra casa se convierta en nuestro hogar. Pero lo cierto es que nuestros ingresos son pocos y no hemos podido pagar ni siquiera la cuenta de la ferretería”.

Gassim cuenta que antes podía vender sus cosas en la calle y con eso lograba hacer alguna diferencia. “Ahora es imposible estar en la calle. En cualquier lugar te quitan las cosas”.

Claudia ceba un mate y se lo pasa a Gassim.

El agua está a 90 grados. La libertad está a temperatura ambiente.

La bitácora de Gassimou Barry

-Gassim nació en Guinea. Su padre murió cuando él tenía 11 años y su madre lo crió junto a cinco hermanos, dos mujeres mayores y tres varones más pequeños.

-El 2009 lo sorprendió al joven ganándose la vida en el puerto de Senegal, cargando arroz en los barcos que partían hacia el Atlántico.

-Un día se arrojó al mar, ingresando a un buque carguero, junto a otros tres jóvenes africanos, pensando que el buque iba a Europa y que el viaje duraría unos 5 días.

-Pero el barco tenía destino el puerto de San Lorenzo, 23 kilómetros al norte de la ciudad argentina de Rosario y el viaje demandó 28 días. Los descubrieron hambrientos y deshidratados.

-Se alojaron en una casa de una familia, que le cobraba al Estado por ellos, hasta que Gassim decidió abandonar el lugar y comenzar a tratar de abrirse camino por sí mismo.

-Con las primeras ganancias alquiló una casa junto a otros hermanos, como se llaman entre ellos y después conoció a Claudia, en una feria de colectividades. Ella baila danzas africanas.

-El noviazgo se afianzó, reunieron fondos y montaron un local completo en Rosario, donde había ropa y bijouterie, mientras Gassim seguía vendiendo en la calle.

-Alquilaron una casa, junto a uno de los jóvenes que había llegado con Gassim de polizón.

-Gassim, musulmán ortodoxo aunque no practicante, tiene un profundo sentido de la solidaridad y al poco tiempo tenía viviendo en la casa a 10 compatriotas recién llegados.

-La convivencia multitudinaria no fue simple y, en enero de 2012, Gassim decidió abandonar Rosario.

-La pareja viajó a Mendoza y alquilaron un local en la zona de los persas y también alquilaron una casa cerca de la peatonal.

-Más allá de algunas dificultades, todo fue bastante bien hasta 2016, cuando las ventas disminuyeron drásticamente y la pareja comenzó a tener problemas entre ellos y dejaron de convivir, aunque siguieron manteniendo contacto.

-Gassim vivía en un hotel y seguía con la venta callejera, que era poca. Para aumentarla, el hombre viajaba al interior de la provincia con su mercadería, especialmente a Santa Rosa y a San Martín.

-El 13 de septiembre de 2016, el mismo día que Florencia Peralta fue estrangulada, Gassim y un compatriota recién llegado al país, viajaron a San Rafael para tratar de vender sus mercaderías.

-Tuvo problemas con inspectores municipales, que le incautaron la mercadería y solo aceptaron devolvérsela si Gassim dejaba San Rafael.

-Gassim es bueno para negociar y acordó en la Municipalidad que él sacaba los pasajes de regreso a Mendoza, a cambio de que le regresaran la mercadería. Cuando caminaba rumbo a la terminal para sacar los pasajes, cuando estaba cerca de la catedral y frente a la plaza, vio en el fondo de una acequia un teléfono celular. Lo agarró y lo guardó en el bolsillo. Era el teléfono de la asesinada Florencia Peralta, pero él no lo sabía.

-Gassim compró los pasajes, retiró la mercadería de la comuna y se subió a un micro de la empresa CATA. Previamente había comprado un chip para colocárselo al teléfono encontrado. Ya en viaje lo prendió y se sacó algunas selfies. Esa activación iba a quedar registrada y sería el principal y único elemento que lo mantuvo involucrado en la causa y privado de la libertad durante un año y cuatro meses.


-En julio 2017 Gassim había viajado a Rosario a vender. Fue en ese momento cuando una comitiva de la Policía de Mendoza llegó a allanar el comercio y la casa de la pareja. La investigación del femicidio de Florencia Peralta había logrado detectar la activación del celular de la víctima y se consideró que esa era una pista importante. Gassim fue detenido en Rosario pocas horas después y Claudia viajó inmediatamente a verlo. Era 9 de julio de 2017.

-El abogado Guillermo Rubio, integrante de la Liga Argentina por los Derechos Humanos y también parte de la Comisión por la Prevención de la Tortura, se enteró del caso. También había entrado en alerta el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

-Rubio -junto al defensor público Jorge Vitale- logró que le concedieran a Gassim la prisión domiciliaria y, para eso, el abogado le cedió su vivienda.

-A mediados de marzo de 2019, la Justicia sobreseyó definitivamente a Gassimou Barry, después de 587 días preso.