El Libertador General Don José de San Martín es el referente máximo de la historia nacional. Sus hechos heroicos, sus ejemplos de austeridad, rectitud y amor por la patria, lo erigen como guía para todas las generaciones de argentinos.
El Libertador General Don José de San Martín es el referente máximo de la historia nacional. Sus hechos heroicos, sus ejemplos de austeridad, rectitud y amor por la patria, lo erigen como guía para todas las generaciones de argentinos.
Mendoza tuvo el privilegio de ser el instrumento, la base de partida de la magna empresa que logró la independencia argentina y de Chile, por lo que el corazón del héroe conservó durante toda su vida un profundo agradecimiento hacia nuestra tierra.
La provincia puede mostrar a habitantes y visitantes los lugares estrechamente vinculados con la gesta sanmartiniana, desde la casa que habitara en la Capital mendocina, los escenarios de la formación del Ejército de los Andes y la ruta que, a través de la montaña, va mostrando los hitos de la marcha de la División de Vanguardia hasta su ingreso al territorio chileno.
San Martín arribó a Mendoza en 1814 y partió en enero de 1817. Durante este tiempo habitó una casa ubicada a dos cuadras de la plaza principal. El solar histórico que habitó el Libertador fue recuperado para la evocación pública, y hoy funcionan en él la Biblioteca y el Museo que ostentan el nombre del "ciudadano honorario" de Mendoza.
José de San Martín y su esposa doña Remedios de Escalada, habitaron una residencia ubicada en la actual calle Corrientes 343 donde nació su única hija, Mercedes Tomasa, el 24 de agosto de 1816.
En 2019 la casa se abre como "Museo Casa de San Martin", donde se muestran los distintos niveles de la construcción desde los suelos de su casa, hasta la actualidad. Además hay objetos que pertenecieron al General.
San Martín aguardaba la decisión del gobierno nacional para invadir Chile. Mientras tanto trabajaba para poner a Mendoza en condiciones de ser el fundamento más sólido de la empresa libertadora. Junto con el impulso dado al desarrollo económico de la región, se destacaron numerosas obras públicas. Un testimonio de esta labor es la Alameda de Mendoza.
Cuando el Directorio, con Pueyrredón al frente, aprobó la campaña a Chile, el Libertador se dedicó a la preparación del Ejército de los Andes. Con la guerra a la vista, surgieron el Campo de Instrucción del Plumerillo, la instalación de la Maestranza y el acondicionamiento del molino que permitió lograr el tipo de paño indispensable para el vestuario.
En 1816 se instaló el campamento de preparación del Ejército de los Andes en terrenos pertenecientes a Francisco de Paula de la Reta, situados en el departamento de Las Heras y solamente a cinco kilómetros de la ciudad de Mendoza. Allí el general solicitó la ayuda del pueblo. Los vecinos colaboraron con cueros, horcones o palos de sauce de cuatro varas y media para pilares, con palos también de sauce de cuatro varas para tijeras y techos, con cañas y tapiales aperados.
A mediados de enero de 1817 se emprendía la marcha. En la estrategia del General, el grueso del ejército avanzaría por los pasos de Llaretas y la Cumbre para converger en las cercanías de Santiago. Al mismo tiempo, dos columnas auxiliares en el norte y otras dos en el sur, tenían precisos objetivos que permitirían iniciar la revolución en ambos extremos del territorio, de modo tal que se obligaría al gobernador de Chile a dispensar sus tropas en un amplio frente.
El monumento indica el punto donde se dividió la Campaña Libertadora en dos, el 18 de enero del año 1817 a las 22.30, después de 12 horas de marcha.
Uno de los murallones representa a las columnas comandadas por el General José de San Martín y el General Las Heras, el otro murallón representa a las columnas comandadas por el General O’Higgins. Está ubicado sobre la Ruta Provincial Nº 52 camino a Villavicencio.
Aquí se cumplió la primera etapa de la División de Vanguardia del Ejército Libertador, al mando del General Las Heras en su ruta hacia Chile.
A 25 kilómetros de Uspallata, sobre el arroyo Picheuta y poco antes de llegar al fortín, está el puente de igual nombre construido en la época hispánica.
En sus cercanías acampó la división antes de cruzar el arroyo, el día 29 de enero de 1817.
En julio de 1822 la conferencia de Guayaquil escribió el último capítulo de la independencia americana. San Martín regresó a Lima y poco después renunció al protectorado del Perú. El 23 de setiembre se embarcó rumbo a Valparaíso y a fines de enero del año siguiente se trasladó a Mendoza. En su "ínsula cuyana", creía poder concluir sus días. Sin embargo, hasta él llegó el oleaje de las pasiones políticas desatadas. Se dirigió a Buenos Aires para recoger a su pequeña hija y marchar con ella a Europa.
Mendoza perdió la presencia física de su "ciudadano honorario".
Por el camino que conduce al Paso del Portillo, en la ruta hacia Chile, había un árbol centenario de poderoso tronco y coposo ramaje conocido como El Manzano Histórico o Manzano de San Martín. Se encuentra en el departamento de Tunuyán a 70 kilómetros de Ciudad, 1.200 metros sobre el nivel del mar.
El general San Martín, al regresar de su campaña libertadora entró a la provincia por el Paso del Portillo. Al hacerlo en la última semana de enero de 1823, efectuó un alto frente al valle de Tunuyán a unos Kilómetros de la estancia Los Chacayes, para tomar un descanso.
El coronel Manuel Olazábal acudió a recibirlo. Ambos evocaron las gestas militares que los tuvieron como protagonistas. La tradición memora que conversaron bajo la sombra de un manzano en esos días del verano mendocino. San Martín pasó esa noche en una improvisada tienda de campaña junto a ese árbol. Al día siguiente continuó su viaje hacia Mendoza. Era gobernador por ese entonces el General Pedro Molina.
El 12 de octubre de 1816, don José de San Martín solicitó al Cabildo de Mendoza la cesión de cincuenta cuadras de tierra con el objeto de afincarse en ellas una vez concluida la campaña que lo llevaría a Chile y Perú. La dirección del mueso es Pirovano, M5570 San Martín, Mendoza.
El Cabildo se asombró de la modestia del pedido, causándole agrado la determinación de San Martín de radicarse en Mendoza. Dispuso entregarle doscientas cuadras más a nombre de su hija Mercedes Tomasa. Pero el Libertador no aceptó la ampliación de la merced, manifestando que dichas cuadras las donaría a los individuos de su ejército que más se distinguieran en la campaña a emprender.
El gobierno dictaminó la imposibilidad de esta donación y reservó otras doscientas para los soldados meritorios de la futura expedición libertadora. Los terrenos objeto de la cesión se ubicaron en la zona de Barriales donde posteriormente surgiría la Villa Nueva de San Martín.
Con posterioridad, una parte de la chacra fue cedida a la municipalidad. Allí existe una réplica de la construcción realizada por San Martín, conocida como las Bóvedas. En el año 2016 se traslado desde la Catedral de Buenos Aires la llama eterna del libertador al Museo Histórico Municipal Las Bóvedas
En el Museo se encuentra la hamaca que perteneciera al general San Martin.