El pueblo con un hotel embrujado
En la provincia de Córdoba se erige el Gran Hotel Viena, una estructura imponente que hoy yace en ruinas en el pueblo de Miramar, a orillas de la laguna Mar Chiquita. Construido en 1947 por inmigrantes alemanes, este coloso de 6.800 metros cuadrados fue un balneario de lujo que atraía a la élite, pero su abandono en 1977 lo transformó en un tesoro oculto para los aficionados al turismo paranormal. Este sitio se ha convertido en un imán para quienes anhelan vivencias que rozan lo inexplicables, con guías que narran sus secretos más oscuros.
El Gran Hotel Viena se ubica en el pueblo de Miramar, a unos 200 kilómetros de la capital provincial, Córdoba. Este enclave no tiene nada que envidiar a castillos embrujados de renombre mundial, como el de Bran en Rumania, gracias a su arquitectura art déco y su conexión con mitos nazis que alimentan teorías de rituales ocultos y brujerías.
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El hotel abandonado del pueblo es una de las grandes atracciones.
El principal encanto de este hotel cordobés radica en sus pasillos abandonados y habitaciones fantasmas, un escenario tenebroso. En este laberinto, los visitantes pueden participar en visitas guiadas que reviven leyendas de apariciones espectrales, sonidos inexplicables y supuestos rituales de brujería realizados en sus sótanos, elevando la adrenalina con relatos de hechiceras que maldecían el lugar durante la posguerra.
Además de su mística oscura, el Gran Hotel Viena ubicado en el pueblo de Miramar ofrece un contexto natural hipnótico, con la laguna de aguas curativas que se dice potenciaba pociones ancestrales. El trayecto hacia las ruinas serpentea por playas y médanos que sorprenden a los turistas con su serenidad diurna, contrastando con las noches de susurros espectrales.