En la inmensa línea que divide México y Estados Unidos, existe un pueblo que rompe con los esquemas de lo que imaginamos como una ciudad fronteriza. Hablamos de Piedras Negras, en Coahuila, un lugar que destaca por su ambiente apacible y moderno.

Piedras Negras y su vecina estadounidense, Eagle Pass, se miran desde las dos orillas del Río Bravo. Entre ellas existe una relación de curiosidad y una dinámica social y comercial muy particular que define la vida en esta frontera.

Una historia de vecinos

piedras negras pueblo mexico
Piedras Negras atrae por su seguridad, pero también por su belleza.

Piedras Negras atrae por su seguridad, pero también por su belleza.

La historia de esta localidad arranca el 15 de junio de 1850. Un grupo de 34 hombres, liderados por Andrés Zapata, Gaspar Salazar y Antonio Ramírez, fundó una comunidad a la que llamaron Villa de Herrera, justo en la frontera natural que marca el río.

Poco tiempo después, se estableció allí la Colonia Militar de Guerrero en Piedras Negras. La movida respondía a la construcción del Fuerte Duncan del lado de Estados Unidos, por lo que setenta familias mexicanas se sumaron para consolidar la defensa nacional.

Aquella tensión inicial se transformó con el tiempo en una convivencia de cooperación. El comercio floreció y se crearon lazos de amistad, con la pesca en el río como una de las actividades cotidianas que unía a ambas comunidades de México.

Desde el lado mexicano se comerciaban granos y ganado, mientras que desde Texas llegaban productos como tabaco y telas. El pueblo cambió su nombre a ciudad Porfirio Díaz en 1888 y lo mantuvo hasta 1911, cuando adoptó el de Piedras Negras que conocemos hoy.

Qué hacer en este pueblo seguro

Si visitas esta ciudad, aquí tienes una lista de actividades imperdibles:

  • Paseo del Río: ideal para una caminata con vistas espectaculares.

  • Museo de la Frontera Norte: un espacio para conocer la historia de la región.

  • Plaza de Las Culturas: un lugar colorido y lleno de vida.

  • Gran Plaza y Macroplazas I y II: puntos de encuentro y esparcimiento para locales y visitantes.

  • probar los nachos originales: una parada obligatoria en el lugar donde nacieron.

Los espacios públicos de este pueblo fronterizo son el corazón de su vida social. El Paseo del Río, por ejemplo, ofrece un respiro tranquilo, mientras que la Gran Plaza y las Macroplazas I y II son puntos de encuentro vibrantes donde se puede sentir el pulso de la ciudad.

Para un toque cultural, el Museo de la Frontera Norte y la colorida Plaza de Las Culturas permiten entender mejor las tradiciones de esta zona de México. Y un dato curioso que pocos conocen: Piedras Negras es la cuna de los nachos. Probar los originales es una experiencia obligada.

La ciudad ofrece una atmósfera moderna y pujante, muy distinta a la de otros puntos de la frontera. Sus espacios públicos bien cuidados y la amabilidad de su gente hacen que caminar por sus calles sea una experiencia agradable y, sobre todo, te sientas seguro.

Temas relacionados: