Así, durante el gobierno de Juan Domingo Perón los veterinarios militares empezaron a cruzar perros del tipo Alaskan Malamute, Groenlandés, Spitz Manchuriano y Husky Siberiano. A la hora de señalar a los pioneros de aquella idea, se habla del explorador Héctor Pujato y de los veterinarios Félix Daza Rodríguez y Héctor Martín.
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Los Perros Polares Argentinos permitían desplazarse de forma rápida y barata por la Antártida. Foto: Fundación Marambio (www.marambio.aq)
El resultado del experimento para crear perros en la Antártida
Los perros que salieron después de las cruzas eran muy corpulentos y estaban especialmente adaptados al frío, con una capa de grasa natural que los protegía del clima. Asimismo, tenían afilados dientes que les permitían desgarrar la comida cruda, al tiempo que mantenían su amistad con los seres humanos.
Los cálculos varían, pero algunos afirman que alrededor de una decena de estos animales podía arrastrar un trineo con más de una tonelada de carga, descansando poco, con pendientes pronunciadas y con temperaturas de decenas de grados bajo el punto de congelación.
El mayor problema para los Perros Polares Argentinos llegó con un convenio asociado al Tratado Antártico, el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (1991), que consideró a los canes una "especie ajena" al continente blanco y por lo tanto estableció que se los debía retirar de allí.
Para 1994, Argentina había trasladado a todos sus perros al continente americano. Los artículos señalan dos destinos principales: Tierra del Fuego por un lado y Mendoza por otro.
Según el libro "Antártida: historias desconocidas e increíbles del continente blanco", de Agustina Larrea y Tomás Balmaceda, hubo al menos 22 ejemplares que fueron llevados desde la Base General San Martín hasta una sede de Gendarmería Nacional en Puente del Inca.
Allí se pierde el rastro. Esa población canina había pasado décadas en aislamiento, por lo que su sistema inmunológico se había vuelto vulnerable a otros entornos. Poco después de sacarlos de la Antártida, no quedaban representantes vivos del experimento.
En realidad, a lo mejor quede uno que otro descendiente perdido por ahí. Un ejemplar no documentado. Si alguien sabe de ello, puede escribir a este medio para comunicar la noticia y confirmar que la vieja estirpe aún no se extinguió completamente.
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Los animales estaban especialmente preparados para el frío y algunas fuentes aseguran que toleraban temperaturas de -40 o menos. Foto: Fundación Marambio (www.marambio.aq)
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