Día del Animal

El Perro Polar Argentino, un bizarro experimento que empezó en la Antártida y terminó en Mendoza

A mediados del siglo XX, el Ejército empezó a cruzar animales en busca de un can que sirviera para colaborar con las duras tareas que se realizan en el continente blanco. La prueba dio sus resultados...pero no fueron exactamente los esperados

Por UNO

La historia de la Argentina bicontinental, es decir del ejercicio de soberanía sobre parte de América y la Antártida, tiene numerosos capítulos interesantes. Pero uno de los más extraños es el de un "perro polar" que se creó para usos logísticos y que además tuvo como uno de sus escenarios finales a Mendoza.

Se trató de un experimento genético que de acuerdo con varios testimonios demandó más de treinta años: la idea era diseñar una raza de animales que sirviera para tirar de los trineos en aquellas condiciones límite y que además funcionara como alimento para los humanos en casos extremos. O sea: que tuvieran fuerza y que, si era necesario, se pudieran comer.

De hecho, las expediciones al polo habían pasado por el apuro de tener que comerse animales que eran parte del equipo inicial, así que no era una práctica desconocida.

Así, durante el gobierno de Juan Domingo Perón los veterinarios militares empezaron a cruzar perros del tipo Alaskan Malamute, Groenlandés, Spitz Manchuriano y Husky Siberiano. A la hora de señalar a los pioneros de aquella idea, se habla del explorador Héctor Pujato y de los veterinarios Félix Daza Rodríguez y Héctor Martín.

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Los Perros Polares Argentinos permitían desplazarse de forma rápida y barata por la Antártida. Foto: Fundación Marambio (www.marambio.aq)

Los Perros Polares Argentinos permitían desplazarse de forma rápida y barata por la Antártida. Foto: Fundación Marambio (www.marambio.aq)

El resultado del experimento para crear perros en la Antártida

Los perros que salieron después de las cruzas eran muy corpulentos y estaban especialmente adaptados al frío, con una capa de grasa natural que los protegía del clima. Asimismo, tenían afilados dientes que les permitían desgarrar la comida cruda, al tiempo que mantenían su amistad con los seres humanos.

Los cálculos varían, pero algunos afirman que alrededor de una decena de estos animales podía arrastrar un trineo con más de una tonelada de carga, descansando poco, con pendientes pronunciadas y con temperaturas de decenas de grados bajo el punto de congelación.

El mayor problema para los Perros Polares Argentinos llegó con un convenio asociado al Tratado Antártico, el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (1991), que consideró a los canes una "especie ajena" al continente blanco y por lo tanto estableció que se los debía retirar de allí.

Para 1994, Argentina había trasladado a todos sus perros al continente americano. Los artículos señalan dos destinos principales: Tierra del Fuego por un lado y Mendoza por otro.

Según el libro "Antártida: historias desconocidas e increíbles del continente blanco", de Agustina Larrea y Tomás Balmaceda, hubo al menos 22 ejemplares que fueron llevados desde la Base General San Martín hasta una sede de Gendarmería Nacional en Puente del Inca.

Allí se pierde el rastro. Esa población canina había pasado décadas en aislamiento, por lo que su sistema inmunológico se había vuelto vulnerable a otros entornos. Poco después de sacarlos de la Antártida, no quedaban representantes vivos del experimento.

En realidad, a lo mejor quede uno que otro descendiente perdido por ahí. Un ejemplar no documentado. Si alguien sabe de ello, puede escribir a este medio para comunicar la noticia y confirmar que la vieja estirpe aún no se extinguió completamente.

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Los animales estaban especialmente preparados para el frío y algunas fuentes aseguran que toleraban temperaturas de -40 o menos. Foto: Fundación Marambio (www.marambio.aq)

Los animales estaban especialmente preparados para el frío y algunas fuentes aseguran que toleraban temperaturas de -40 o menos. Foto: Fundación Marambio (www.marambio.aq)

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