Análisis y opinión

El masoquismo mendocino: nos vamos a Chile pese a la ruta, los aludes, la espera infernal y los robos

Desde el 24 de diciembre ya cruzaron más de 250.000 personas a Chile por el Paso Cristo Redentor. Qué se está negociando con Nación por las rutas 7 y 40

El termómetro registra 37 grados centígrados a la sombra. Y hay viento. No importa. Nos vamos a Chile, que el sol hirviente duele menos en la ruta que en la piel. Las filas y sus consecuentes esperas inhumanas en el control aduanero chileno de Los Libertadores arrancaron por las catorce horas a principios de enero, y luego fueron disminuyendo.

La periodista Sara González, editora de Diario Uno, registró en la madrugada del jueves dos horas y treinta minutos al pasar el control aduanero chileno a las 6 de la mañana. “Podría haber sido más rápido, teniendo en cuenta que había sólo 40 autos delante” dijo en Primeras Voces, por Radio Nihuil. Aunque admitió que el trato fue bueno y expeditivo, en su caso. Para beneficiarse de una espera más corta, salió a las 3 de la madrugada desde Mendoza.

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Las filas infinitas para atravesar la frontera hacia Chile, postal reforzada este verano.

Las filas infinitas para atravesar la frontera hacia Chile, postal reforzada este verano.

Dos horas, o catorce. Da igual. Nos vamos a Chile.

La meteorología juega en contra y en enero se registraron calores de infierno, granizo, temporales de lluvia, piedra y viento, aludes en la montaña, desborde de ríos y arroyos, correntadas que de milagro no se llevaron puesta la vida de algunos viajeros. El día de los cinco aludes, una fuente del Gobierno confesó a esta columna: “Si morían diez personas, no había que sorprenderse. Tranquilamente pudo haber pasado”. Por suerte no ocurrió y las personas arrastradas por el agua se salvaron. El video que una pasajera registró desde el túnel T-3 con el diluvio universal encima, metía miedo del fuerte.

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No importa, vamos a Chile.

Luego vinieron las marejadas chilenas, el agua arrasando la costanera en Viña del Mar, terrazas de hoteles inundadas, temblores, accidentes por los que se cortó la ruta a ambos lados del paso, y la inseguridad brutal contra los turistas argentinos.

No nos interesa nada. Nos vamos igual. A Chile.

A la vuelta, la aduana argentina es un perno de horas (aunque más rápida que la chilena), y la ruta es un peligro, por su mal estado pero más aún por la imprudencia salvaje de los que superan a otros vehículos en “doble raya amarilla”, es decir, con prohibición total de sobrepaso.

¿A quién le importa? ¡Nos vamos a Chile!

Cuántas personas cruzaron a Chile este verano

Desde el 24 de diciembre de Nochebuena hasta el jueves último, 244.443 viajeros cruzaron a Chile por Los Libertadores. Para inicios de esta semana habremos superado el cuarto de millón de personas que atravesaron la frontera por nuestro corredor internacional en todo tipo de vehículos y por todo concepto, de acuerdo a datos que la Coordinación del Paso Internacional aporta diariamente a Gendarmería Nacional. Otras 192.440 ingresaron al país en el mismo período y pasaron por la aduana argentina.

El promedio de egreso fue de 7.200 personas diarias, pero hay que contemplar las complejidades del clima, los accidentes, los grandes vehículos, y por sobre todas las cosas, la indolencia total de los organismos chilenos para atender la creciente demanda de visitantes.

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La fiscalización fue implacable y típica de países como Corea del Norte.

La fiscalización fue implacable y típica de países como Corea del Norte.

Este año cruzaron a Chile por Mendoza casi 300 % más de personas que en la temporada anterior. Y la verdad es que a los gremios chilenos que manejan sus aduanas a su antojo, les importó “cero”. Ya lo dijo uno de los funcionarios del gobierno del presidente Gabriel Boric el año pasado, luego de una de las “galletas” de doce horas. En entrevista con nuestro programa No Tenés Cara de Radio Nihuil el 30 de diciembre último, el delegado del gobierno central en la provincia de Los Andes Cristian Aravena Reyes dijo que tenían la “obligación” de revisar todos y cada uno de los vehículos y las cargas, por razones sanitarias, y que no podían poner “miles de agentes”. El control absoluto de todo lo que cruza es algo que sólo ocurre en las fronteras de países muy cerrados como Corea del Norte, o estados en conflicto en Oriente Medio. “En el comercio internacional se controla sólo el 7 % de las cargas internacionales. Lo que hace Chile es incomprensible” se sinceró un funcionario mendocino.

La enjundia de los funcionarios chilenos en revisarnos hasta las hojitas secas debajo del capó de los vehículos, sospechando además que alguien podría estar traficando ciruelas o carne en algún lugar del motor, responde a razones e intereses misteriosos, que además no están en línea con el comercio chileno feliz del aluvión de mendocinos. “Para nosotros es como estirar la Navidad tres meses” dijo una comerciante trasandina a Canal 7 en plena temporada. En la frontera, el clima de los funcionarios chilenos con los mendocinos que van cruzando es de hostilidad.

¿Por qué no paramos de ir a Chile?

“Es la economía, estúpido”. La frase acuñada por James Carville, el asesor de campaña de Bill Clinton en 1992 cuando aún era gobernador de Arkansas, aplica a la perfección. No hay ni un solo desincentivo para viajar a Chile, más allá de la saga de tormentas, aludes, peligros ruteros, las esperas infernales, y últimamente la inseguridad feroz.

Uno de los funcionarios mendocinos que está trabajando la problemática del paso durante este gobierno lo explica a la perfección. “A 300 kilómetros tenés otra economía, otros precios, una gastronomía más barata, compras mucho más accesibles, y encima te tirás unos días en la playa, en Viña o donde sea… Y esperá, que esto no va a aflojar. La gente ya está haciendo las compras de los útiles escolares para las clases, y faltan las ofertas de febrero ", advierte. Tiene razón. Mirando la planilla de ingresos y egresos de la Aduana, se advierte el flujo constante e intenso de pasajeros. Un sólo día pasaron por Horcones de regreso más personas que las que cruzaron a Chile por Los Libertadores. Fue el sábado 18 de enero, como producto del recambio.

Qué piensan hacer con la ruta 7

Uno de los dilemas centrales del viaje a Chile es el pésimo estado de la ruta 7, con un flujo de tránsito de casi dos millones de vidas al año, de acuerdo al informe que presentamos el año pasado “La Ruta de la vergüenza”. Hemos repetido decenas de veces las “zonas de la muerte” de la ruta, empezando en Agua de Las Avispas, bien cerca del cruce con la 40, hasta Las Cuevas.

La ruta necesita sumar una tercera vía en varios tramos, hacer la traza de nuevo en distintos sectores, reparar los kilómetros de pavimento detonado, mejorar la señalización, resolver las dificultades de las curvas de Guido, de los Soldados, de la Soberanía, entre otras, reparar roturas en los 25 puentes de montaña, y rehacer el proyecto del Túnel Caracoles. Hablamos de miles de millones de dólares. ¿Quién los va a pagar? El mercado.

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La boca del Túnel Caracoles. El proyecto debe ser rehecho.

La boca del Túnel Caracoles. El proyecto debe ser rehecho.

La semana pasada, el miércoles, el ministro de Gobierno, Infraestructura y Desarrollo Territorial de Mendoza, Natalio Mema, estuvo reunido con funcionarios y técnicos de Vialidad Nacional. Mendoza ha hecho un pedido concreto respecto de la ruta 7, que es hacerse cargo de la parte de la traza que irá desde donde comienza la Variante Palmira, hasta el Cóndor.

La idea es conseguir financiamiento internacional, licitar, y repagar con peaje obras y arreglos. ¿Es posible? En el gobierno provincial creen que sí y tienen media palabra de los funcionarios de Milei de que será de ese modo, lo mismo con la ruta 40 desde la rotonda del Gaucho en Tunuyán, hasta el ingreso a Lavalle. Pero, el gobierno nacional tiene sus vueltas, y hay que seguir trabajando con ellos. Existe un compromiso con Mendoza, que habrá que ver si es a prueba de todo. No olvidar que 2025 y 2026 son años electorales.

Ruta con peajes

¿Y el resto de la ruta 7? ¿Qué se hace desde el cruce con la 40 hasta Las Cuevas? El gobierno nacional acaba de licitar este mes rutas en el “Corredor Vial 18” que incluye las rutas nacionales 12 y 14, el Puente Rosario-Victoria, y recorre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes. Son U$S6.100 millones que pendían del presupuesto nacional, pero que ahora deben conseguir los privados. “Esto funciona así. El gobierno licita, pero ya les ha dicho a las empresas que deben darse vuelta y buscar financiamiento internacional, y luego cobrarse con el peaje por los años de concesión” explicó una fuente. El gobierno nacional no va a poner ni un peso. Sí, a través de VN hará todo el mecanismo de la licitación, la verificación de las ofertas, los contratos, y todo el andamiaje del que dependerán las obras. Pero la plata, será un problema de los privados.

Para la ruta 7 habrá un mecanismo similar. Fuentes del gobierno local dijeron que el corredor vial internacional saldría en un próximo “paquete” de licitaciones similares a las del litoral aunque aún sin fecha precisa. Ahora… ¿Hay condiciones para que las empresas recurran al mercado internacional? La baja constante del riesgo país, el “viento a favor” para la Argentina que sopla desde el FMI, el clima de estabilidad y la baja constante del gasto ayudan y favorecen el crédito. Pero debe levantarse el “cepo” al flujo de dólares. Si las empresas toman créditos en bancos internacionales, deberán disponer de los dólares para pagar capital e intereses de la deuda.

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La Curva de Guido, un lugar en el que ocurren accidentes de manera frecuente.

La Curva de Guido, un lugar en el que ocurren accidentes de manera frecuente.

¿Hay plazos para resolver esto? No. Así es que de momento, hay que aguantarse la ruta 7 como está, con todos sus aspectos negativos. Y nos vamos a Chile, que no nos interesa nada. ¿Conviene? Habría que analizar el caso de cada familia… pero seguro es que le convino a la mayoría. Nadie regala su plata. Por eso cruzaron este año 300 % más de personas que el año pasado. Puede que al volcar los gastos en una planilla de Excel, la cuenta esté empatada o con un pequeño déficit… ¿Pero quién nos quita el placer de comprar las zapatillas de los nenes, los útiles y los electrodomésticos, por precios hasta diez veces menores que de este lado? Nadie. Así es que vengan los aludes nomás, que nos vamos a Chile. No nos importa nada.