El lago se ubica en el fondo de un abismo en una cueva de más de 100 metros de profundidad y fue posible gracias al uso de tecnología avanzada financiada por la Fundación Neuron. Sus dimensiones son impresionantes, cuenta con 138 metros de largo, 42 de ancho y un volumen de 8.335 metros cúbicos.
En 2021, un equipo de investigación liderado por el explorador de cuevas Marek Audy detectó por primera vez el lago, cuando una columna de vapor que emergía de una formación caliza les llamó la atención. No obstante, no contaban con los instrumentos precisos para medir el tamaño del cuerpo de agua, según informó un comunicado de la fundación.
En enero de 2025 realizaron una nueva expedición y utilizaron un escáner lidar móvil de última generación. De esta forma, lograron crear un mapa en 3D para detallar el sistema de cuevas, y precisar con exactitud las dimensiones del lago, que equivale a unas 3,5 piscinas olímpicas. Asimismo, el equipo planea colaborar con hidrólogos para estudiar la parte submarina del espejo de agua, lo que permitirá obtener datos adicionales sobre su composición y estructura.
El lago Neuron se sitúa en una zona montañosa cerca de la ciudad de Leskovik, justo en la frontera de Albania y Grecia. Esta zona se mantuvo fuera del alcance de investigadores por mucho tiempo, debido a las tensiones políticas entre ambos países, hasta que el equipo checo se aventuró y encontró el lago submarino.
Este espejo de agua único en el mundo, se encuentra en un complejo subterráneo donde se hallan otras cavidades interconectadas, como Sulfur, Kobyla y Breška. Estas cuevas presentan características geológicas singulares, como la presencia de fuentes termales activas que emiten columnas de vapor y un proceso químico que transforma la piedra caliza en yeso blando.