Debido a múltiples causas derivadas de la pandemia del coronavirus, los mendocinos eligieron cambiar hábitos y dejar los transportes tradicionales, ya sea los propios o los públicos. Por el precio de los combustibles y la necesidad de respirar aire libre, o para no treparse a un colectivo atestado de gente, arriesgándose a contagiarse con el Covid-19, muchos se pasaron al saludable vehículo de dos ruedas y tracción a sangre: la bicicleta. Esta corriente saludable iniciada a fines del invierno, llevó a que se agotaran stocks de bicicletas, y el alto precio del dólar encareció las unidades o los repuestos, provocando la caída de ventas.