Los fanáticos de los fiambres y quesos que visitan Miramar se pueden encontrar con un bodegón tradicional porteño quehace recordar al Buenos Aires antiguo: clásicas vitrinas repletas de embutidos colgando, una fina variedad de vinos para acompañar y las mesas donde se mezclan los cercanos del barrio con los turistas que llegan atraídos por la buena calificación del local en los sitios de turismo.
Salames, jamones y distintos quesos madurados especialmente se pueden encontrar en un mismo lugar para vivir una experiencia gastronómica ideal junto a los amigos. La carta del bodegón Miramar invita a deleitarse con las mejores combinaciones para enamorar a los paladares más exigentes.
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La tradicional comida casera también se puede saborerar en Miramar, en la clásica esquina del barrio de San Cristóbal
Foto Instagram rotisería Miramar
Pero la propuesta de Miramar tiene mucho más que la picada. La carta de este clásico bodegón le rinde tributo a la cocina casera, algo que no se puede encontrar en la gastronomía moderna. El menú es un viaje en el tiempo, al ofrecer caracoles en salsa, conejo a la cazadora y rabo de toro, entre otros platos que rescatan recetas tradicionales y sabores intensos.
El ambiente de bodegón clásico porteño se completa con la atención de mozos con oficio y platos abundantes, para completar una experiencia que reúne perfectamente lo culinario y lo cultural.
El bodegón Miramar abre todos los días, de 8 a 24, con cocina abierta de forma permanente, lo que permite disfrutar desde un desayuno completo y muy variado hasta una cena de comida casera. Lo realmente atractivo de este restaurante para los visitantes pasa también por sus precios accesibles, lo que convierte a Miramar en una opción destacada frente a la nutrida oferta gastronómica de la ciudad.
Situado en Avenida San Juan y Sarandí, en una pintoresca esquina del barrio porteño de San Cristóbal, el bodegón Miramar conserva el tipico aroma de barrio y el espíritu de los viejos bodegones.
Para aquellos que buscan una experiencia auténtica, sin exigencias pero cerca del sabor, Miramar aparece como un destino imprescindible en el circuito gastronómico porteño.