A veces las buenas ideas nacen en los lugares más simples: una charla entre amigos, una tarde cualquiera, hablando de negocios, de la vida, o incluso de fútbol. Así empezó la aventura de Mark Lacoste y Marcio Fanini, dos mendocinos que, además de compartir una amistad de años, comparten el espíritu inquieto del emprendedor que siempre está buscando la próxima jugada brillante. Esta vez, la mano que quieren jugar es distinta: traer a Mendoza una propuesta ecológica y divertida que, según ellos, puede cambiar para siempre la experiencia de tomar un café, un trago o un licuado. El proyecto tiene nombre propio: sorbetes comestibles.
Dos amigos mendocinos apuestan por sorbetes comestibles y quieren cambiar la experiencia en bares y cafeterías
Lanzaron sorbetes comestibles y ecológicos importados desde Barcelona, una propuesta innovadora para bares, cafeterías y bodegas
Marcio lo explica así: “Somos dos amigos emprendedores de Mendoza y estamos lanzando sorbetes comestibles con distintos sabores, una alternativa innovadora y ecológica pensada para bares y cafeterías que buscan modernizar la experiencia y reducir residuos. Además, somos jugadores de póker profesional, y aplicamos ese conocimiento estratégico al desarrollo y crecimiento del proyecto”. Porque sí: además de ser emprendedores, también son jugadores de póker, un detalle que marcaría más de lo que parece la filosofía detrás del negocio.
La propuesta es simple e innovadora. No fabrican los sorbetes en Mendoza: los importan desde Barcelona, donde este tipo de alternativas ya tiene un camino recorrido. “Los sorbetes no los fabricamos, los traemos de Barcelona, los traemos de afuera”, aclara Marcio. Son comestibles, ecológicos, y vienen en sabores como chocolate, café o neutro. La idea es reemplazar al clásico sorbete descartable que se usa una vez y termina sumando a la montaña de residuos plásticos que demora siglos en desaparecer.
Sorbetes ecológicos de diferentes sabores
“Es un sorbete que no va a generar residuos, totalmente distinto a la pajita tradicional que se utiliza una vez y se tira. Es altamente contaminante. Nuestro sorbete trae sabores, diferentes sabores. Es algo distinto, buscamos no contaminar el ambiente y ofrecer algo nuevo. Es una alternativa sustentable”, cuenta Marcio, convencido de que la gastronomía mendocina está lista para dar un salto hacia propuestas más modernas.
La estrategia detrás de este producto no es improvisada. Ambos están acostumbrados a pensar fríamente, calcular riesgos y tomar decisiones rápidas. Es ahí donde entra en juego el póker, su otra pasión. “Nos apasiona mucho el póker, todo lo que es el mundo de las estrategias: tener la cabeza bien concentrada, tomar decisiones rápidas porque una mala decisión te puede costar muchísimo en un torneo profesional. Torneos que duran incluso días, horas en las que uno tiene que estar mentalizado y tratar de tomar las mejores decisiones para llegar a la parte final”, explica Marcio.
Ese entrenamiento mental lo aplicaron directamente al negocio. “Tratamos de buscar estrategias para tener los mejores resultados posibles, estar bien de la cabeza, estar tranquilos, buscar soluciones rápidas, tratar de que todo cuadre. Como sea en la vida, en un torneo, en un emprendimiento”, dice.
El resultado de ese análisis fue claro: Mendoza necesitaba un producto así. No solo por lo ecológico, sino también por lo sensorial. Mientras recorrían bares y cafeterías de la provincia –y también de Córdoba y San Luis– notaron que muchos locales seguían usando el sorbete descartable de siempre, con un sabor que muchas veces no acompaña la bebida. “Nos dimos cuenta de que necesitan algo distinto, más moderno, con más sabor. Queremos trasladar eso al nuevo producto, darle un sabor nuevo, una experiencia nueva a cada trago”, comenta Marcio.
Los emprendedores apuntan a cafeterías, bares y bodegas
Por eso apuntan principalmente a cafeterías, bares y bodegas, espacios donde la presentación y la experiencia del cliente importan tanto como el producto final. “Estamos buscando todo tipo de establecimiento que quiera conocernos y contar con nuestro producto. Pensamos que va a ser algo muy nuevo, innovador para el mercado. Sabores distintos, algo más ecológico también, pensando en el medio ambiente”, agrega.
La curiosidad que generan es inmediata. Marcio cuenta que se presentó en una cafetería y el dueño le respondió con sinceridad: “Sí, tenés razón, nosotros seguimos con lo descartable”, como aceptando que la transición hacia lo sustentable es necesaria, pero muchas veces postergada.
El proyecto también tiene su costado humano y humorístico. Mark y Marcio no solo son socios: representan uno de los clásicos más intensos del fútbol mendocino. “Mark es ultra fanático de Independiente Rivadavia y yo de Gimnasia y Esgrima, el clásico mendocino que va a tener primera división el año que viene”, confiesa Marcio entre risas. “A veces cuando pierde la Lepra lo molesto y me ha llegado hasta a bloquear”, agrega, demostrando que, más allá de los colores, el emprendimiento y la amistad siguen intactos.
Su frase insignia resume perfecto la esencia del proyecto: “Un sorbo, una experiencia. Un sorbo, un sabor”. Esa combinación de disfrute y conciencia ecológica es la carta que pretenden jugar fuerte en los próximos meses. Creen que el consumidor mendocino está listo para algo así: un producto distinto, sustentable, con sabores reales y con la posibilidad de transformar un simple vaso de café o un trago en una experiencia novedosa.
Con ganas, con estrategia y con una amistad que se fortalece entre negocios, póker y fútbol, Marcio Fanini y Mark Lacoste apuestan a que los sorbetes comestibles se vuelvan parte del paisaje gastronómico mendocino. Y mientras siguen recorriendo la provincia para sumar aliados, ya imaginan el momento en que pedir un café con un sorbete de chocolate será algo común en cualquier bar de Mendoza.
Para conocer más del proyecto y ver sus propuestas, están en Instagram como @sorbmza.








