Cuando este se realiza intencionalmente, el vendaje del cráneo da como resultado una cabeza sumamente alargada, casi cónica, algo que era común en la época.
Antiguamente, los vendajes en el cráneo se realizaban por diversas razones, incluyendo fines médicos, rituales, y estéticos, así como para modelar la forma de la cabeza de los niños. Este descubrimiento evidencia el interés humano por modificar hasta el más mínimo aspecto.
Pero, como si fuera poco, el análisis de distintas tomografías computarizadas identificaron una gran fractura en el cráneo en cuestión, lo que evidenció que la mujer sufrió un golpe traumático.
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"Una fuerza intensa ejercida por un objeto de borde ancho impactó el cráneo de esta joven en sus últimos momentos" reza una de las conclusiones de este descubrimiento.
Dado que esta mujer fue enterrada junto con otras numerosas personas en una fosa común, no se ha identificado el resto de su esqueleto, y la causa de muerte es todavía desconocida por los especialistas.
La importancia del lugar del descubrimiento
El descubrimiento de este cráneo no se realizó en un sitio cualquiera sino en Chega Sofla, un yacimiento arqueológico del quinto milenio a. C. situado en el oeste de Irán, en el extremo norte del Golfo Pérsico.
El cementerio prehistórico del yacimiento incluye tanto entierros individuales como fosas comunes que podrían ser tumbas familiares, y en él se han realizado múltiples descubrimientos. Además de cráneos alargados, se han encontrado ejemplos antiguos de construcción de tumbas de ladrillo.