Las prácticas
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Los caparazones eran parte vital de las prácticas de los adivinos chinos.
Los adivinos de la dinastía Shang desarrollaron un método particular para realizar sus predicciones. Utilizaban caparazones de tortuga y omóplatos de buey como superficies para grabar sus preguntas. Luego, aplicaban calor hasta que el material se agrietaba, e interpretaban los patrones resultantes para obtener respuestas sobre el futuro.
La reutilización de estos elementos era una práctica común. Los especialistas encontraron más de 100.000 inscripciones diferentes, ya que los huesos y caparazones se aprovechaban hasta agotar el espacio disponible. Las consultas realizadas estaban principalmente vinculadas con la familia real Shang, y gracias a estos registros los investigadores pudieron reconstruir la genealogía de la dinastía.
Un descubrimiento con valor
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El descubrimiento reveló prácticas muy antiguas.
Durante el siglo XIX, los habitantes de las zonas cercanas a Anyang desenterraron estos huesos oraculares. En un principio, pensaron que eran "huesos de dragón" y los utilizaban en la medicina tradicional. Esta práctica continuó hasta que los comerciantes de antigüedades reconocieron su valor histórico.
La dinastía Shang, que gobernó el norte de China desde aproximadamente el año 1600 a.C., dejó estos testimonios de sus prácticas rituales y sistemas de escritura. Los hallazgos corresponden específicamente al período tardío de esta dinastía, entre 1250 a.C. y 1050 a.C., aunque existen evidencias de huesos oraculares anteriores a este período.
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En 2003, un grupo de arqueología reportó el descubrimiento de supuestos huesos oraculares neolíticos de hace 8.600 años. Sin embargo, otros expertos cuestionaron estos resultados, argumentando que resultaba improbable que los caracteres Shang existieran más de 5.000 años antes de lo establecido previamente.