La tierra que hoy conocemos como Australia guarda secretos que los científicos van revelando poco a poco. En una región que actualmente se caracteriza por sus praderas áridas, los expertos realizaron el descubrimiento de evidencia de un pasado muy diferente: los restos fosilizados de una araña gigante que habitó esas tierras hace 11 millones de años.

Un viaje al pasado

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El fósil tiene cinco veces el tamaño de una araña actual.

El fósil tiene cinco veces el tamaño de una araña actual.

El registro fósil de arañas en Australia es extremadamente escaso. En 150 años de investigación, los expertos solo catalogaron cuatro especímenes en todo el continente. La rareza de estos hallazgos hace que el descubrimiento de Megamonodontium mccluskyi cobre aún más importancia para la ciencia.

Matthew McCurry, investigador del Museo Australiano y la Universidad de Nueva Gales del Sur, explicó que esta araña alcanzó los 23,31 milímetros de longitud. Sus características anatómicas indican que vivía en ambientes húmedos y sombreados, muy diferentes al paisaje actual de la región.

La importancia del descubrimiento

Los detalles preservados en el fósil permiten a los investigadores estudiar aspectos minuciosos de su anatomía. A través del microscopio electrónico, observaron pelos diminutos y garras en sus pedipalpos y patas. Estas estructuras ayudaron a determinar su relación con el género Monodontium, que actualmente habita en las selvas tropicales del sudeste asiático.

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Algunas de las arañas que viven en el área.

Algunas de las arañas que viven en el área.

Las características de Megamonodontium mccluskyi revelan datos importantes sobre el clima del pasado. Durante el Mioceno, extensas áreas de Australia estaban cubiertas por densos bosques tropicales. El cambio gradual hacia condiciones más áridas transformó el paisaje y llevó a la extinción de numerosas especies adaptadas a la humedad.

Los expertos señalan que este tipo de descubrimiento ayuda a entender cómo las especies responden a las transformaciones climáticas. La preservación excepcional del fósil permitió identificar estructuras microscópicas cruciales para clasificar a esta araña dentro de la familia Barychelidae.

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La investigación publicada en el Zoological Journal of the Linnean Society destaca que el sitio de McGraths Flat preserva una rica biodiversidad del Mioceno. El estudio de estos restos permite reconstruir ecosistemas completos y comprender mejor los procesos que moldean la vida en nuestro planeta.