Historias

Un estudiante alvearense triunfó en una competencia internacional de ingeniería aeroespacial

Agustín Martínez, estudiante de Bioingeniería en el ITBA, integra el equipo que representó al país en la competencia CanSat 2025 que se hizo en Virginia

Finalmente, ganaron. El equipo argentino, integrado por un mendocino que representó al país en Virginia en la competencia CanSat 2025, organizada por la American Astronautical Society (AAS) y avalada por gigantes como la NASA, Siemens y Lockheed Martin, está todavía de festejo.

Se trata de un grupo de estudiantes argentinos con creatividad desbordante, compromiso a prueba de todo y un sueño común que lograron cumplir: llegar lo más lejos posible en la ingeniería aeroespacial.

Y entre ellos estuvo Agustín Martínez, un mendocino de General Alvear de 22 años que estudia Bioingeniería en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).

Este domingo a la noche, la noticia llegó a Alvear y, por supuesto, a todo el país: los chicos, que eran el único equipo latinoamericano, fueron los ganadores. Además de Agustín, el grupo estuvo integrado por Santiago Bolzicco, Ezequiel Bozicco, Micaela Perillo, Rafael Dalzotto, Emanuel Albornoz, Agustín Pilotto, Daniela Maradei, Thomas Marthi y Santino Agosti.

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"Es un honor representar al país"

“Para nosotros, poder representar a la Argentina en una competencia de estas características es un honor y un orgullo gigante. Queremos demostrar que el talento argentino y tecnológico va más allá, que podemos competir contra otras grandes potencias como China, Estados Unidos, Japón o Alemania y hacer una buena performance”, contaba Agustín, todavía emocionado, a diario UNO.

De qué se trató el desafío

La CanSat fue una competencia internacional que simuló una misión aeroespacial real, pero a pequeña escala. Los equipos debieron diseñar, construir y lanzar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa. Sí, tan chico como una Coca, pero cargado de tecnología, precisión y exigencia.

“El desafío consistía en desarrollar un picosatélite que cumpliera con los requisitos de la competencia. Entre los puntos más destacados estuvo el desarrollo de un sistema de autogiro para un descenso controlado, un sistema de telemetría que transmitiera datos en tiempo real, y una cámara que registrara todo el trayecto desde el aire”, explicaba Agustín.

La competencia no fue solo armar un aparato que volara. El equipo debió atravesar todas las etapas de un verdadero proyecto aeroespacial: diseño conceptual, fabricación de prototipos, integración, pruebas, vuelo, análisis de datos y presentación de resultados. Nada quedó librado al azar.

Un futuro con inteligencia artificial y neurología

Agustín, que se define como apasionado por la ciencia y el mundo empresarial, tiene sueños que van mucho más allá de esta competencia.

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“Estudio Bioingeniería, y hay un montón de cosas que me gustaría desarrollar. Siempre me gustó el mundo empresarial. Mi sueño sería fundar una empresa que integre inteligencia artificial y neurología, que permita facilitar el diagnóstico, tratamiento y control de enfermedades neurológicas, reduciendo la intervención invasiva, simplificando procesos, y además bajando costos y tiempos”, anticipaba.

Más allá del objetivo técnico y académico, Agustín y su equipo tuvieron una misión más profunda: motivar.

“Creemos que es súper importante poder difundir este tipo de proyectos entre los jóvenes y motivarlos a crear. La educación es fundamental para el desarrollo de una nación. Si logramos que más chicos se animen a soñar con ciencia y tecnología, entonces ya ganamos”, concluía.