El Gobierno nacional decidió que cada gobernador tenga la última palabra a la hora de decidir la vuelta a clases presenciales en cada provincia, según la pandemia de coronavirus y cómo afecte en cada zona.
El Gobierno nacional decidió que cada gobernador tenga la última palabra a la hora de decidir la vuelta a clases presenciales en cada provincia, según la pandemia de coronavirus y cómo afecte en cada zona.
Hasta el año pasado, el gobierno nacional asumió un rol de absoluta centralidad en las políticas educativas. Para 2021 las jurisdicciones retomarían la autonomía de la que disponen, siempre rigiéndose por los indicadores sanitarios acordados en el Consejo Federal.
Hasta ahora, el semáforo epidemiológico monitorea tres indicadores: el nivel de transmisión, la cantidad de contagios en relación a las últimas dos semanas y el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva.
De cara al próximo ciclo lectivo, el ministro de Educación Nicolás Trotta, junto con sus pares provinciales, analiza actualizar esos indicadores y flexibilizarlos para que el rebrote de contagios no impida la vuelta a las aulas.
El ministro puso en marcha esta semana su agenda de reuniones con gobernadores. Estas tienen como objetivo analizar la vuelta a clases y la campaña de vacunación a docentes.
Sobre esta última, se estima que comenzará en febrero e igual que con los trabajadores de la salud, será voluntaria.
En el caso de Mendoza, las clases comenzarán el 1 de marzo y la idea del gobierno provincial es que sean presenciales.