Hallaron en la ruta del Glaciar de los Polacos, en el cerro Aconcagua, una cámara fotográfica en buen estado, cuyo contador marca 25 fotos, y el brazo y la mano que la sostenía, en cuya muñeca todavía estaba, impecable, el reloj pulsera. Por una etiqueta en la cámara se sabe que todo pertenece a la maestra norteamericana Janet Johnson, quien murió en noviembre de 1973 y cuyo cuerpo fue ubicado recién en febrero de 1975. Con ella murió uno de sus compañeros de expedición, el ingeniero de la NASA John Cooper, mientras que hubo dos sobrevivientes.

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El hallazgo se produjo a 5.800 metros y lo hizo un porteador de la empresa Grajales Expeditions. El descubrimiento fue el 9 de febrero pasado, curiosamente en coincidencia con el día del descubrimiento del cadáver de Janet, que se produjo el 9 de febrero del '75.

Ropa, mochila, materiales típicos de una excursión de alta montaña, una cámara fotográfica y con una etiqueta que identificaba a su dueña… y el brazo izquierdo completo. Y el reloj.

El descubrimiento fue en el lugar conocido como Campo II de Polacos, en la ruta del Glaciar de los Polacos, del Aconcagua (6.960 metros).

El porteador Marco Calamaro estaba allí colocando cuerdas sobre el glaciar, a fin de aportar seguridad para un grupo de escaladores extranjeros. El joven es porteador registrado en el parque provincial.

Allí encontró una cámara de fotos antigua, sobre un penitente de nieve, marca Nikomat. Estaba con el lente partido, con 25 exposiciones realizadas y presumiblemente con su rollo en el interior. En el caso de que existiese, su contenido  se sabrá una vez que sea revelado en un laboratorio especializado, que no existe en la Argentina, y a donde ya fue enviado.

El porteador, con cuidado, bajó la cámara hasta el campamento III de Guanacos. Allí se la entregó a Pablo Betancourt, experto en fotografía de montaña, quien revisó la cámara y recomendó no abrirla. En ese momento, el guía Ulises Corvalán reveló la trágica historia de Janet ya que la recordaba con todos los detalles.

Betancourt colocó la cámara en hielo y adecuadas condiciones de preservación, para poder trasladarla.

Dos días después, el 11 de febrero, el porteador Fernando Arnaudi halló en una zona cercana retazos de una mochila y de indumentaria y equipo de montaña, presuntamente de la misma montañista norteamericana. Los mismos estaban pegados al hielo y no los tocó.

El 23 de febrero, cuando Calamaro y Arnaudi estaban retirando las cuerdas que habían colocado en el glaciar, procedieron a buscar nuevamente la mochila y esta vez encontraron la mano con su antebrazo, semienterrado, en una zona aledaña. La mano tenía un reloj en su muñeca y restos de un abrigo color rojo.

Los restos de mochila y ropa fueron trasladados a Mendoza, mientras el brazo quedó en el mismo lugar para dar intervención a la Patrulla de Rescate.

La familia Johnson ya autorizó el envío de la cámara a un laboratorio especializado, para tratar de extraer el rollo y revelarlo, si es que sus condiciones lo permiten.

Los restos habían permanecido conservados por el hielo del glaciar durante casi cinco décadas. Ahora el deshielo los dejó al descubierto. De hecho, científicos mendocinos ya han advertido en varias oportunidades sobre el retroceso de los glaciares en esa zona de la Cordillera de los Andes. Incluso, este año las empresas que trabajan en el Aconcagua tuvieron que portear agua por primera vez por la escasez de nieve.

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El misterio

La circunstancia de las muertes de Janet Johnson y del ingeniero de la NASA John Cooper, siempre estuvo envuelta en un halo de misterio y se especuló mucho sobre cómo se habrían producido en el Aconcagua.

Una versión periodística indicó en aquellos años que el cuerpo de Cooper, recuperado mucho antes que el de su compañera, había sido encontrado con una picota de escalar clavada en el abdomen, cosa que nunca fue confirmada judicialmente. Además no se encontraron los dólares que supuestamente llevaba. También llamó la atención que el cadáver de Cooper tenía los ojos abiertos, diferente al de aquellos que mueren por congelamiento.

Más tarde, cuando fue encontrado el cuerpo de la mujer, se indicó que tenía lesiones que podían ser compatibles con un ataque a golpes.

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El andinista Guillermo Vieiro, junto a Ernesto y Alberto Colombero, fueron los que hallaron el cuerpo de la mujer, en 1973. Además Vieiro había conocido a Janet.

En una nota publicada en la Revista Siete Días en febrero de 1975, Vieiro contó que "mi primer contacto con Janet Johnson y John Cooper se produjo en Puente del Inca, Mendoza, en 1973. Ellos iban en una expedición compuesta por siete norteamericanos, incluidos ellos dos, que intentaba ascender el Aconcagua por el denominado Glaciar Polaco. Una ruta bastante difícil pero no tan riesgosa como la Pared Sur, por donde ascenderíamos nosotros. Durante dos jornadas estuvimos en contacto indirecto con ellos. Sin embargo, a pesar del poco tiempo que permanecimos cerca del grupo me di cuenta de que algo raro sucedía entre sus componentes. Me pareció que no se llevaban bien entre sí, que no existía espíritu de colaboración. Por eso, la noticia de la muerte de Cooper y la desaparición de Johnson no me tomó de sorpresa".

La historia de Janet está otra vez entre nosotros y el misterio de su muerte vuelve a generar interés periodístico tras el hallazgo de sus pertenencias personales luego de casi 50 años. Quizás este no sea el último capítulo que se escribe sobre ella.

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