La utilización de la sal en el asado va más allá de la condimentación y el sabor. ¿Cuáles son los beneficios de aplicarla en las brasas?
La aplicación de sal en las brasas es una acción beneficiosa que no todos realizan
Más allá de realzar el sabor de la carne, la sal tiene un rol clave en la parrilla. Lo que muchos no saben, es que derramar un poco de la misma sobre las brasas trae dos grandes beneficios a la hora de hacer un asado.
Para un asador experimentado, la sal es un ingrediente imprescindible en cualquier parrilla. No solo realza el sabor de la carne, sino que también permite resaltar sus jugos y mejorar la textura. Pero, ¿qué pasa cuando volcamos un poco de la misma en las brasas?
Más allá del asado, la sal puede ser útil en situaciones inesperadas en la cocina. Uno de los usos alternativos es el control del fuego.
Muchos la usan para sofocar pequeños incendios en la cocina, cuando el aceite larga una llamarada. La sal puede, por ejemplo, absorber el aceite y cortar la combustión, pero no es eficaz contra las llamas grandes.
Regresando al asado, y aunque muchos desconocen este truco, hay que decir que la utilización de sal gruesa sobre las brasas puede darte dos grandes beneficios:
Como puedes ver, la sal es una gran aliada a la hora de hacer un asado y su uso no solo sirve para condimentar, sino para hacer que todo el proceso sea mucho más ameno y sencillo.
Dejando de lado la sal, hay que decir que el tiempo de cocción en la carne varía dependiendo del corte. Un asado con una cocción uniforme y altas posibilidades de que termine tierno, sabroso, para chuparse los dedos, se debe dar vuelta solo una vez.
Los especialistas sostienen y recomiendan dar vuelta una sola vez la carne del asado en la parrilla. Y la mejor cocción, la más pareja, se alcanzará primero cocinando la carne unos 40 minutos de un lado, preferentemente primero del lado de la grasa, para luego finalizar la cocción del otro lado, por unos 20 minutos más.