Los científicos del British Antarctic Survey (BAS) aprovecharon su reactivación para estudiarlo de cerca desde el buque de investigación Sir David Attenborough. "Nos interesa ver si tomará la misma ruta que otros grandes icebergs desprendidos de la Antártida", explicó el oceanógrafo Andrew Meijers.
La historia demuestra que estas colisiones pueden resultar devastadoras. En 2004, un iceberg denominado A38-B encalló frente a Georgia del Sur durante meses, bloqueando el acceso de pingüinos y focas a sus zonas de alimentación.
El equipo del BAS recolectó muestras para analizar el impacto del agua de deshielo en los ecosistemas. La biogeoquímica Laura Taylor señaló: "Los icebergs gigantes aportan nutrientes a las aguas que atraviesan, creando ecosistemas prósperos en áreas menos productivas".
Impacto en la vida marina
Embed - A23a megaberg escapes after months in ocean vortex | British Antarctic Survey
Mark Belchier, ecólogo marino, advirtió sobre las consecuencias inevitables que generan alerta: "Georgia del Sur se ubica en el callejón de los icebergs, por lo que debemos esperar impactos tanto en la pesca como en la vida silvestre".
El tamaño sin precedentes del A23a dificulta predecir las consecuencias exactas de su derretimiento al alcanzar aguas más cálidas. Investigaciones previas revelaron que el aumento de hierro proveniente del deshielo glaciar puede incrementar los niveles de fitoplancton, atrapando parte del CO2 atmosférico.