Muchos chefs y cocineros profesionales recomiendan cocinar usando siempre cuchillos afilados, ya que esto no solo facilita y acelera la tarea, sino que además nos permite conseguir cortes más precisos.

Sin embargo, el uso diario de los cuchillos puede causar que los mismos pierdan su filo, y a continuación te enseñaremos 5 trucos caseros para afilarlos con objetos que seguro tienes en casa.

5 trucos para afilar un cuchillo en casa y en simples pasos

  • Una taza de cerámica o plato con base sin esmaltar: el primer paso es colocar la taza boca abajo y usar la parte que está sin esmaltar. Desliza la hoja del cuchillo en un ángulo de unos 15 o 20 grados, pasando el filo varias veces. Al finalizar, limpia el cuchillo y prueba el filo.
  • Papel de lija (grano 600-1000): pasa el filo del cuchillo por el papel de lija que tiene grano grueso (600), y luego haz lo mismo pero con el de grano fino (1000) para poder darle un acabado más pulido.
  • Una piedra de afilar casera (puede ser un ladrillo liso o piedra plana): desliza el cuchillo sobre la piedra en un movimiento de arco, manteniendo un ángulo constante. Repite este paso varias veces hasta conseguir el acabado deseado.
Afilar cuchillo en casa
El cuchillo puede afilarse usando la base de una taza sin esmaltar. 

El cuchillo puede afilarse usando la base de una taza sin esmaltar.

  • Una varilla de acero: en este caso solo tienes que pasar el filo del cuchillo por la varilla de acero a unos 15 grados. Repite este proceso varias veces para mantener el filo alineado.
  • Un trozo de cuero o cinturón viejo: solo tienes que pasar el filo del cuchillo por el cuero en la dirección opuesta al corte. Este truco ayudará no solo a afinar el filo del cuchillo, sino que también le dará un acabado más profesional.
Cuchillo afilado
El cuchillo puede afilarse usando la base de una taza sin esmaltar. 

El cuchillo puede afilarse usando la base de una taza sin esmaltar.

Sin importar cuál sea el método que hayas elegido para darle filo a tus cuchillos, te aconsejamos no hacerlo con frecuencia, ya que si lo afilas demasiado (y muy seguido) solo conseguirás el efecto contrario: el cuchillo se desafilará. Además, siempre tienes que lavar los cuchillos cuando termines de afilarlos para poder eliminar restos de suciedad.

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