Un mensaje de auxilio en una almohada, una mujer desesperada con un destino que parecía sellado y un joven estudiante que supo interpretar un mensaje. Todo eso fue el cóctel que terminó con un abrazo de la mujer con la Policía, luego de que esta derribara una puerta que era su obstáculo para obtener la libertad y seguir con vida.

La historia ocurrió en China. Una mujer de apellido Zhou entró a limpiar en una casa de huéspedes en la provincia de Sichuan, en el oeste de China. Como estaba trabajando, ingresó sin su teléfono. Sin embargo, al cerrar la puerta no se dio cuenta de un detalle muy importante: la cerradura estaba defectuosa.

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Los protagonistas de la historia de la mujer encerrada

Los protagonistas de la historia de la mujer encerrada

Fue cuando intentó salir que la mujer se dio cuenta de que la puerta estaba bloqueada y que no iba a poder salir. A partir de ese momento intentó de todas las maneras que alguien se diera cuenta de su existencia. Saltó una y otra vez, esperando que el ruido atrajera a los vecinos, pero nada. Golpeó la puerta con todas sus fuerzas y tampoco logró abrirla. La desesperación la fue ganando.

Sentada dentro de la habitación, observó la puerta una y otra vez. Incluso arrojó objetos por una ventana. Se hizo de noche. Volvió a ser de día. Desde que ingresó a limpiar pasaron 30 horas en los que no tuvo nada para comer, ni para beber. Tampoco para ir al baño.

Fue en ese momento en que tomó una decisión desesperada, que dependía de que otra persona lo viera y lo entendiera. Se mordió un dedo hasta que lo hizo sangrar, tomó una almohada y sobre la funda escribió "110 625". Ese 110 implicaba el número de emergencia de China. El 625, el departamento en el que se encontraba encerrada. Solo debía esperar la parte más difícil, que alguien encontrara la almohada e interpretara correctamente el mensaje.

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El mensaje sobre la almohada que escribió la mujer y que salvó su vida

El mensaje sobre la almohada que escribió la mujer y que salvó su vida

El mensaje sobre la almohada

Fue un joven repartidor de comida llamado Zhang Kun el que vio el mensaje, para la fortuna de la mujer, y que se encargó de llamar a la Policía.

"Tenía miedo, pero cuando vi el número ’110′ en la almohada, entendí que tal vez se trataba de una petición de ayuda", señaló Zhang en un comunicado oficial.

Curiosamente, el mensaje en la almohada no había sido la primera idea de la mujer. Antes había colgado un traje rojo en la ventana y había dejado caer tablas de espuma, pero nadie notó las señales, hasta que lo hizo el repartidor, que no solamente salvó a la mujer, sino que rechazó un premio de 420 dólares por su acto.

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