Spruille Braden fue un lobista norteamericano de mediados del siglo XX, embajador en varios países de Latinoamérica. Entre ellos, la Argentina. Puede que no abunden los recuerdos sobre quién fue el rival de Juan Domingo Perón en las elecciones bautismales de febrero de 1946. Pero todos recuerdan a la perfección quién fue Braden y qué representó en aquel momento fundacional del peronismo.
Trump o "riesgo Kuka", nuestra opción única y salvaje para votar el 26
La sinceridad sorprendente de Trump descorrió el velo sobre la verdadera cuestión de fondo y la condición central para acceder al salvataje norteamericano
Tal fue la influencia del embajador, que algún genio pícaro de la época acuñó una de las consignas más potentes del peronismo incipiente que entonces cantaba contra el capital: Braden o Perón. Y arrasó Perón.
Hubo un contexto. Franklin Delano Roosvelt primero y Harry Truman después desconfiaban del gobierno de facto de Edelmiro Farrel y de su vicepresidente Juan Perón. Les veían simpatías nazis. Además, según los registros de la época, la dictadura previa a Perón (nota mental: de la que formó parte) tenía preso a un amigo de Braden.
El embajador hizo de todo para que aquellas elecciones de 1946 las ganara la fórmula Tamborini-Mosca, de la Unión Democrática. Pero la verdad es que sobre la base de los sindicatos y las movilizaciones obreras, Perón les dio una paliza. Y sembró en el argentino medio una especie de virus antinorteamericano que luego el propio Perón sacralizó con “ni yankees ni marxistas”, y la famosa Tercera Posición.
Desde la época de Braden, que un presidente norteamericano no tomaba la decisión de influir de semejante manera en las elecciones argentinas. Hoy lo hizo Donald Trump al subordinar el plan de ayuda monetaria al resultado electoral. Si gana Milei habrá plata, y si no… no serán tan generosos y reconsiderarán el intercambio de monedas de 20.000 millones de dólares. En unas pocas palabras muy crudas, Trump despojó de autoridad al presidente argentino.
Aunque en la saga de presidentes norteamericanos que influyeron en la política argentina o en el destino del país, podrían hilarse a Jimmy Carter cuando visibilizó los centros clandestinos de detención de la dictadura, a Ronald Reagan en su apoyo a Gran Bretaña en la Guerra de Malvinas, a Bush en la época de las “relaciones carnales”; nunca ningún ocupante de la Casa Blanca había sido tan explícito.
Lo de Donald Trump se siente más como la visita de la barrabrava a un entrenamiento. Flor de apriete al votante común. Pero fue transparente y con razones fundadas. El presidente norteamericano tiene una visión geopolítica práctica, no quiere saber nada con China dando vueltas por el cono sur, y por lo tanto nos salvará si los argentinos somos capaces de saltar hacia el futuro, el que sea, de la mano de Milei. Pero no habría ni un dólar si el “riesgo Kuka” se materializa y el peronismo sale ganador en las elecciones del 26 de octubre.
La opción de hierro que nos presenta Trump es voten a Milei, o jódanse y asuman las consecuencias.
Reacción con miedo
La reacción de los mercados a las revelaciones de este martes por la tarde en una conferencia a la que Trump se prestó una hora, no fue positiva. El dólar bajó, pero bajaron los bonos de la deuda argentina y las acciones de las empresas. Eso, es señal de incertidumbre.
Puede que el ultimátum de Donald Trump para que “votemos bien” funcione en una porción del voto “blando” del 30% del electorado que define una elección. Pero es posible que en el voto más progresista, donde anida un sentimiento irracional en contra de Estados Unidos porque sí, por ADN, por herencia, o lo que fuere; opere como un salvavidas de plomo. Porque el nivel de compromiso y el condicionante que puso Trump, habla más de la fragilidad de la economía argentina hoy, que de la visión geopolítica del presidente de los EE.UU. Para los amigos, todo. Para los adversarios, ni un dólar, y a llorar al campito.
Trump lo dijo clarito
La claridad del mensaje de Trump debe haber sorprendido también a los funcionarios argentinos que acompañaron al presidente. No era esperable que el principal condicionante de la ayuda no sería la capacidad de devolver el dinero, sino la de ganar y mantener el rumbo, pese al indicio fuerte que dio el resultado a favor del peronismo en la provincia de Buenos Aires el mes pasado.
Es muy temprano para las conjeturas, pero el “factor Trump” y la ayuda de Estados Unidos pasaron a ser hoy el principal asunto de campaña desde aquí hasta las elecciones. Milei podrá usarlo a su favor, a su estilo. Es plata, o mierda. Pero el peronismo lo usará tal como hizo Perón. Lo acaba de hacer explícito la líder condenada por corrupción desde su encierro en jaula de oro. Cristina posteó la noticia y arengó: “Argentinos, ya saben lo que hay que hacer”.
En el oficialismo hubo pánico y varios salieron a "aclarar" que el presidente de los EEUU hablaba de las elecciones de 2027. Pero un posteo del propio Trump aclaró que se había referido a las elecciones de medio término:
CFK tiene su nuevo Braden o Perón. Será Trump, o kirchnerismo. No importa el desastre de país que dejaron tras de sí. Ahora necesitaban una consigna, y el presidente de EE.UU. se las consiguió gratis sin derecho a regalías.
Quedan pocos días para ir a votar. Por suerte. Antes de que alguien más diga o haga algo inconveniente.