Ocurre que suele ser absolutamente inusual que suban funcionarios nacionales a chequear que los trabajos en el cruce internacional se realicen con eficiencia. En los complejos de Cristo Redentor (Argentina) y Los Libertadores (Chile) suele faltar el buen criterio y el sentido común. Sobre todo del lado chileno en este diciembre.
Basta hacer un paneo por las redes sociales para comprobar el malestar que hay contra quienes tendrían que facilitar el intercambio de pasajeros entre ambas naciones. Pasan los años y uno sigue preguntándose por qué debe ser un castigo querer ir a Chile.
Muchos inquieren por qué Chile habilitó un nuevo complejo en Los Libertadores si lo va a usar en un 30%. "Soy chileno y me da vergüenza esta situación", se lee en Facebook. Una aduana gigantesca, con tecnología, espacios, casetas, que no se aprovecha para hacer más eficiente el cruce binacional.
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Quienes padecen las colas coinciden en señalar que "ven poca voluntad" en la aduana trasandina. Tienen 18 cabinas en el nuevo edificio y en los últimos días han estado funcionando sólo 5. "Es como si todo el tiempo estuviesen trabajando a reglamento", especifican para más datos.
Las autoridades chilenas de Los Libertadores piden "paciencia" a los viajeros. Estos contestan que por favor sean eficientes, que reduzcan los tiempos de espera y que dejen de trabajar como si estuviéramos en 1950. Cuentan, por ejemplo, que se siguen haciendo trámites con papel y lápiz como hace 50 años. Desde la Aduana trasandina les responden que viajen de noche porque hay menos movimiento.
Asimismo se muestran extrañados por la ausencia de elementos que hay en cualquier aeropuerto, como sistemas de reconocimiento facial o de huella dactilar. También saltan los inconvenientes que, por las idas y vueltas, se presentan todos los años con el sistema aduanero integrado (un solo control) que a veces lo aplican y otras veces no, y de cuyo funcionamiento no se informa de manera clara.
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Colas y esperas de 5 horas de espera para pasar a Chile.
Foto: Osvaldo Valle
Mucha reunión, poca solución
Hace algunas semanas, según contó el coordinador argentino del Paso Internacional, José Báscolo, hubo una reunión entre funcionarios de las cancillerías de Argentina y Chile donde se armó un plan de contingencias para el verano. En ese encuentro las autoridades chilenas de Los Libertadores acordaron reforzar la cantidad de empleados para realizar los trámites de Migraciones "pero sólo los fines de semana", es decir viernes, sábados y domingos".
Únicamente en esos días se doblará la cantidad de casetas de atención pudiendo llegar a 14, de las 18 existentes. El resto de los días bajará a 6 o 7 casetas como máximo durante todo el verano. Así es que, estimado viajero, si va para Chile, sepa que es muy factible que lo hagan rabiar.
Parece ser que en todo este mambo, la Argentina sale esta vez un poco mejor parada porque tiene -en la Aduana de Horcones- más personal que Chile y, además, maneja un sistema de control denominado aleatorio, es decir que los controladores eligen al azar los autos que van a controlar, no a todos. En lo que estamos muy mal es en el funcionamiento de los sanitarios de Horcones, un asunto del que se viene hablando hace bastante tiempo sin que aparezcan las soluciones.
Quienes llevamos mucho tiempo en el periodismo sabemos que esto es un deja vu informativo. Un asunto que se repite como en la película El día de la marmota.
Las reiteradas reuniones binacionales entre funcionarios de Chile y Argentina se reiteran, calcadas, con promesas incumplidas tanto en lo relativo al pasaje de personas como en el rubro del transporte de carga.
Descoordinación, desconfianzas y tontas pujas entre los funcionarios de uno y otro país, Una cultura que parece regodearse con generar malestar en los viajeros. Poca actitud de servicio.
Y gobiernos centrales que parecen desentenderse de lo que hacen funcionarios de terceras líneas en la alta montaña. Un cóctel tóxico que, sin embargo, resiste y no hay con qué darle. Lo dicho: el Estado Independiente de Alta Montaña te espera para joderte la existencia.
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