El siguiente paso será implementar un sistema de recupero eficiente, pero justo. Donde los adjudicatarios de viviendas paguen ni más ni menos que lo que puedan pagar por el techo en el que viven. Ni cuotas absurdas que desfinancian el sistema ni mendocinos y mendocinas preocupadas por la posibilidad de que le rematen su casa, ese es el desafío y el contrato al que debemos llegar entre todos.
Sin embargo, por más inversión estatal que se realice y más esfuerzo que hagan quienes necesitan una vivienda para lograr su sueño, nada de esto será posible si no logramos cambiar el paradigma de ahorro de las familias mendocinas. El ladrillo vale más que el dólar. Todo dinero invertido en levantar una casa genera una rentabilidad superior que aquel destinado a comprar dólares para guardarlos debajo del colchón.
Vamos a verlo con números: Por cada peso puesto en obra pública, Cambia Mendoza gastó casi $2 en pagar intereses de deuda. Esta es la relación que debe invertirse de manera urgente para lograr el desarrollo.
Existe un efecto multiplicador del dinero volcado por el estado en el circuito económico, que permite generar un efecto expansivo de la economía en su conjunto, derivado de la movilización de recursos que este shock inicial genera sobre la economía agregada. Es decir, que por cada peso que el Estado (sector público) pone, en este caso en viviendas, el impacto sobre el PBG provincial es más que uno: entre 1,20 -1,30 en cálculos conservadores.
Esto, por otra parte, también mejora los flujos de recursos tributarios que ingresan a las arcas del Estado, haciendo virtuoso el circuito. El Gobierno actual, ha sido el mejor ejemplo de cómo la economía puede enfriarse y tornarse poco dinámica por la falta de gestión productiva.
Pero no solo invertir en construcción es mejor que ahorrar dólares por la rentabilidad del dinero, también es un acto altruista y patriótico. Cada ladrillo que compramos, cada bolsa de cemento, cada placa de durlock, cada tornillo y cada tuerca es dinero que va a parar al bolsillo de un argentino y no una apuesta financiera que no solo queda paralizada debajo de un colchón o en una cuenta bancaria, sino que daña a la economía nacional, y paraliza la reactivación y el crecimiento.
Necesitamos que el Estado impulse la economía a través de la obra pública y necesitamos hacerlo rápido. De eso ya nos estamos encargando junto a mi compañero de fórmula Lucas Ilardo. Ya estamos trabajando con nuestros equipos de gobierno y podemos asegurarte que el 11 de diciembre Mendoza sale del letargo. Vamos a devolverle a la provincia el brillo que Alfredo Cornejo, Rodolfo Suarez y Omar De Marchi le robaron.