“Este año vamos a tener aproximadamente 60% de agua en promedio”, informó Sergio Marinelli, presidente del Departamento General de Irrigación durante la presentación del Pronóstico de Escurrimiento de los Ríos para la temporada 2025-2026.
“Este año vamos a tener aproximadamente 60% de agua en promedio”, informó Sergio Marinelli, presidente del Departamento General de Irrigación durante la presentación del Pronóstico de Escurrimiento de los Ríos para la temporada 2025-2026.
En general, según dijo el propio Marinelli, “será un año complicado”; especialmente en el caso del río Mendoza, que es del que se sacan 250 hectómetros para agua potable.
Entonces, por ejemplo, “solo quedará algo más de 500 hectómetros para distribuir entre una importante área de producción, la industria, y el riego de jardines”.
Los bajos niveles de nieve acumulada en el invierno 2025 son los que harán que se vuelva a sentir la sequía en las principales cuencas de Mendoza durante la temporada que inicia.
Los niveles de agua que se esperan son similares a los de hace dos años, de ahí que Irrigación activó un plan integral para abordar la sequía, que llegó para quedarse.
“El plan de sequía es una metodología que permite que, interviniendo con los inspectores de cauce y usando datos ciertos, se puedan establecer medidas restrictivas en caso de ser necesarias, para privilegiar algunas actividades”, dijo Sergio Marinelli.
¿Qué significa esto? Que los productores deberán estar atentos ante la posibilidad de que los inspectores de cauce resuelvan alguna restricción en algún momento.
El volumen de agua del río Mendoza, que es del que se saca el agua potable, será malo. “La temporada 19-20 fue la que más o menos se asimila a esta”, explicó Marinelli para que los memoriosos puedan comparar.
A nivel de cuenca, el pronóstico de agua es escaso, aunque fuéramos muy eficientes. “Esto al agro, aunque sea muy eficiente un productor, le genera problemas”, dijo el funcionario provincial.
Las restricciones se hacen tomando en cuenta las cuestiones de menor importancia desde lo productivo. Es decir que es posible que en algún momento haya que restringir el riego de jardines para favorecer a la producción agrícola, “sobre todo aquella que es necesaria para la alimentación de Gran Mendoza”.
Y dentro de la producción, “según cómo se distribuye el agua, algunos productores tienen riego por goteo y podrían verse perjudicados. Obviamente, cuánto menos agua se necesite, menos mal la va a pasar”.