Crisis hídrica

La sequía dejó de ser sorpresa e Irrigación diseñó un plan para convivir con ella

Más del 95% del agua depende de la nieve de alta montaña, informó Irrigación en la previa de un nuevo pronóstico poco alentador para la temporada 2026

La sequía dejó de ser un episodio excepcional en Mendoza y es por ello que Irrigación preparó un Plan Especial de Gestión del Riesgo de Sequía (PEGRIS).

Más del 95% del agua disponible depende de la nieve invernal de alta montaña, explicaron desde Irrigación a Diario UNO. De ahí que la combinación de ciclos secos prolongados –como el de 2025- y la creciente presión de demanda exige pasar de un tipo de gestión de emergencia, o reactiva, a una gestión preventiva del riesgo.

Ese es el cambio de paradigma que ordena este plan, dijeron.

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La escasez de nieve afectó a toda la cordillera en 2025.

La escasez de nieve afectó a toda la cordillera en 2025.

“La sequía se ha convertido en una característica recurrente del clima local, con efectos cada vez más notorios sobre el abastecimiento humano, la producción y el ambiente”, explicó Irrigación.

Qué implica el nuevo plan de sequía de Mendoza

El PEGRIS, que es parte del Plan Hídrico que está en proceso, es el marco que fija lineamientos obligatorios y recomendaciones técnicas para anticipar, mitigar y responder a las sequías.

Se efectivizará a través de planes de acción por cuenca para los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante, Atuel y Malargüe. La autoridad de aplicación será el Departamento General de Irrigación.

¿Para qué sirve? Según explicaron, su objetivo es reducir los impactos ambientales, económicos y sociales de la sequía; en concreto, priorizar la salud y vida de la población, asegurando el abastecimiento poblacional, minimizar daños sobre las actividades productivas conforme a la priorización de usos del agua.

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Con el plan de sequía, Irrigación busca dar mejores respuestas para la utilización del agua en Mendoza.

Con el plan de sequía, Irrigación busca dar mejores respuestas para la utilización del agua en Mendoza.

Este nuevo plan de Irrigación, que será presentado este miércoles, establece un Sistema de Monitoreo y Alerta Temprana (SMAT) con indicadores y umbrales que disparan acciones; la evaluación de vulnerabilidades y riesgos por cuenca; y un portafolio de medidas estructurales y no estructurales a aplicar en forma escalable de acuerdo a la gravedad de la sequía.

El SMAT, por ejemplo, utiliza una serie de indicadores multivariables que incluye, entre otros, el Índice de Nieve Estándar (INE) para caracterizar la “Sequía Meteorológica” y el Índice de Derrame Estándar (IDE) para identificar la “Sequía Hidrológica” a nivel anual; el Índice de Caudales Estándar (ICE) para seguimiento mensual; y el Índice de Reservas Estándar (IRE) para el estado de las reservas en los embalses.

Esos indicadores funcionarán como una especie de semáforo hidrometeorológico, lo que permitirá tomar medidas, medir el riego, gestionar la demanda, etc.

Las fases del nuevo plan de sequía

Irrigación explicó que la aplicación del plan de sequía incluye cinco fases:

  • Preparación (conformación de la comisión ad hoc y protocolo de datos y comunicaciones).
  • Diagnóstico (balance hídrico, exposición y vulnerabilidad).
  • Diseño (escenarios y umbrales disparadores, plan de contingencia para abastecimiento humano).
  • Implementación (operación por escenarios con monitoreo y avisos, asistencia a sectores críticos).
  • Evaluación post sequía (lecciones aprendidas y ajuste de reglas).

El objetivo, dijeron, es “anticipar, coordinar y transparentar la gestión del agua para atravesar mejor cada sequía y asegurar un desarrollo sostenible”.

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