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La Casa de la Cultura de San Martín, donde se habrían hallado los medicamentos guardados.
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Con respecto a los medicamentos humanos, afirmó que provienen también de entregas de voluntarios y son los veterinarios los que determinan si pueden ser usados en algún operativo o no.
"Yo desconozco -continuó Petri- si hay vencidos, pero puede existir porque, de hecho, muchos de los que te donan, te los donan porque están prontos a vencer".
De dónde salieron los medicamentos guardados en San Martín
La acusación indica que en La Casa de la Cultura, una dependencia municipal, habría gran cantidad de medicamentos -incluso de uso pediátrico- que en algunos casos estaban vencidos, sin que exista hasta ahora explicación oficial sobre los motivos por los que ese material estaba ahí.
"Los medicamentos estaban en un edificio municipal siendo que el municipio no presta, ni puede hacerlo, ningún plan de salud relacionado con las personas", apuntó en su momento el abogado de la querellante, que pidió la reserva de su nombre.
A ello se suman acusaciones sobre venta de medicamentos veterinarios y trabajo de menores durante los operativos de una ONG protectora de animales.
Ante la consulta de este medio, esa organización se atajó explicando que los productos veterinarios son ofrecidos por los profesionales que hacen las castraciones, y que no tienen que ver con la actividad de la entidad en sí.
"Es un intento de hacer daño que tiene que ver con cuestiones personales", arriesgaron.
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Un problema que viene de antes
La denuncia generó indignación en el municipio y en la ONG, que cuenta entre sus autoridades a una conocida médica que habría tenido diferencias hace años con la denunciante.
Según pudo saber Diario UNO, la denunciante es una empleada que está en el municipio desde gestiones anteriores. Esta persona posee la llave de La Casa de la Cultura, el mismo lugar donde la protectora de los animales tiene permiso para funcionar.
El eje de la pesquisa se centra por estas horas en saber cómo y por qué motivos los medicamentos llegaron a ese sitio. Todo lo vinculado con las castraciones veterinarias, insisten en el municipio, tendría explicación. La incógnita radica en el resto de las medicinas, máxime cuando el lugar donde estaban se encuentra a pocos metros de los despachos municipales.
En rigor, no sería tan complicado averiguar de dónde llegaron los remedios para humanos, porque tienen un número de lote y un seguimiento que permite peritar su trazabilidad.
En la noche del miércoles el expediente continuaba bajo secreto de sumario, dato que sorprende porque a priori la causa no pareciera revestir mayor relevancia. Habrá que ver cómo avanza la pesquisa.
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