Análisis y opinión

El radicalismo nacional no logra convencer de que llegó "su momento" en Juntos por el Cambio

No surge aún en la UCR un liderazgo que puede llegar a superar al PRO en las PASO de Juntos por el Cambio e imponer a un presidenciable

Le está costando al radicalismo nacional convencer a los argentinos de que ha llegado "su momento" dentro de Juntos por el Cambio (JxC). Hasta ahora no surge un liderazgo palpable en la UCR para imponer a un precandidato a presidente de la Nación.

Ni Facundo Manes, ni Gerardo Morales ni Alfredo Cornejo, ni ningún otro radical, tienen -hasta hoy- la potencialidad de triunfar con holgura en las PASO presidenciales de 2023.

Si bien en el PRO se sienten un poco agrandados ante esto, no pueden negar que el radicalismo está más fuerte que en el 2015 y con "hambre de gestionar". Los macristas creen que nadie les va a copar la parada, aunque ya no será de manera indiscutida como en aquel año, cuando no se dudaba de que Mauricio Macri era "la" figura para ganarle al kirchnerismo.

Hoy Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich intentan emular -en peso específico- al Macri casi emérito de estos días. La presidenta del PRO se jacta de ser una "halcona" y repite que si Macri se presenta a las PASO, ella lo va a enfrentar. Y los larretistas ya no se sienten tan cómodos con que les digan macristas.

Esa incertidumbre sobre quién tiene más preponderancia en JxC ha equilibrado un poco la balanza y ha hecho que tanto en la UCR como en el PRO se ponga el foco en la necesidad de fortalecer un plan de Gobierno, en particular una hoja de ruta económica que todos los actores de la coalición -hoy opositora- se comprometan a respetar en caso de volver a la Casa Rosada en diciembre de 2023.

La única certeza de estos días es que ninguno de los grupos de la coalición opositora puede sacar los pies del plato. Quedarse fuera del andamiaje de JxC los convertiría, con suerte, en devaluadas minorías legislativas.

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El gobernador de Jujuy y presidente del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales.

El gobernador de Jujuy y presidente del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales.

Los interesados

Dentro de los radicales autopostulados, el más desembozado es el gobernador de Jujuy y presidente del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales, quien dice que lanzará su precandidatura presidencial antes que concluya diciembre, acuciado por tener todavía un alto grado de desconocimiento en diversas zonas del país.

El jujeño es un radical desconcertante que a veces habla como un liberal republicano y otras a la vieja usanza para lo cual apela a vestigios de esa añeja batalla interna de la UCR entre nacionalismo y liberalismo. Un día Morales parece moderno y al otro sale con cosas del "tipo Ricardito Alfonsín".

El neurólogo Facundo Manes se presentó hace un año en sociedad en plan brisa fresca, como alguien no contaminado por las apolilladas prácticas de la casta política. Ahora ha quedado demostrado que ser un gran divulgador de las maravillas y misterios del cerebro humano no es lo mismo que ser un gran comunicador político. En el primero de estos rubros resultó exitoso, en el segundo aún no ha logrado levantar vuelo.

Hace unas semanas Manes intentó diferenciarse del macrismo, pero lo que obtuvo fue un vistoso bolonqui. Dijo que el ex presidente había practicado "populismo institucional" y que no había adecentado los organismos de inteligencia. A muchos radicales les subió la presión porque leyeron que el neurólogo tenía intenciones de romper JxC.

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El crédito menduco

Del mendocino Alfredo Cornejo conocemos mucho más. Sabemos que conserva una alta intención de voto en la Provincia para una hipotética vuelta a la gobernación. Y le conocemos los piojos, como a un pariente.

A nivel nacional está bien conceptuado entre los factores de poder, sobre todo entre los expertos en rubros claves como la educación o la economía, pero todavía es baja la cantidad de argentinos que se muestran dispuestos a votarlo para presidente. Aún no ha podido desarrollar lo que podría denominarse el "poder de encantamiento".

Entre sus últimos empeños está el de haber impuesto "una narrativa para Juntos por el Cambio", es decir una "versión con blancos y negros" para contraponer al "relato kirchnerista". Y también el haber afinado sus afanes de estratega.

Tiene buena imagen pública que no logra transferir por ahora -como él quisiera- a la intención de voto. Su actuación como titular del Interbloque de Juntos por el Cambio en el Senado nacional le ha ayudado a mejorar el nivel de conocimiento. Asimismo ha pulido su activa participación en los principales programas periodísticos de la TV y la radio porteña, pero aún le falta "llegada".

Él dice que muchos creen que hacer política es hacer partidocracia, "cuando en realidad es convencer, persuadir, lograr cambios culturales e imponer ideas".

Nuestro mambo

En estos meses que faltan para las PASO presidenciales de agosto de 2023, las novedades y cambios que podrían aparecer serán variados y muy movidos. Con seguridad estarán movilizados por el (mal) comportamiento de la inflación, la marcha alocada de la macroeconomía y los corcoveos políticos en el Frente de Todos.

En el ínterin, y con la música de fondo del mambo nacional, los mendocinos elegiremos autoridades provinciales en comicios separados de los nacionales. El 11 de junio serán las PASO mendocinas y el 24 de septiembre la elección del gobernador y los intendentes.

Si finalmente se llega a concretar en Juntos por el Cambio una fórmula presidencial mixta, con un presidenciable de un partido y un vice de otro (por ejemplo, Bullrich del PRO, y Cornejo de la UCR), tal vez se comience, tibiamente, a consolidar una cultura de gobiernos de coalición, un formato político que demanda liderazgos más horizontales, algo que hasta hace poco era impensado en el verticalista sistema partidario argentino.

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