El lenguaje que usamos suele ser muy revelador. El domingo por la noche en el programa La Cornisa por América TV,  el dirigente social  Juan Grabois, habitual vocero del papa Bergoglio y kirchnerista new deal, le aseguró a Luis Majul que Cristina Kirchner va a ganar las próximas elecciones presidenciales "por afano".

¿No es coherencia conceptual plantearlo en esos términos? Sí, desaforada, me dirá usted. Claro, pero coherencia al fin.

Este muchacho católico y peronista había dicho hace poco que quería la vuelta de Cristina "pero sin corruptos", dando por sentado que las dos gestiones de la ex mandataria estuvieron pobladas de amigos de lo ajeno.

Qué boquita

Ahora Grabois refuerza su espiche y adelanta que el supuesto regreso de la ex mandataria a la Casa Rosada será con los mismos métodos por los cuales ella está procesada e investigada en una docena de causas judiciales: es decir, por "el afano".

No obstante, como hijo dilecto del Papa, el bueno de Grabois utilizó el perdón para asegurar que "Cristina no es una chorra".

Lindo. Lástima que sigue sin correrse un ápice del lenguaje delictual y, a la larga, autocondenatorio. Afano, chorra, corruptos.

La pala

Es como cuando Cristina denunciaba a los empresarios que "la levantaban en pala", al mismo tiempo que ella  (y la corte de corruptos que, según Grabois, la rodearon)  habrían estado utilizando palas similares para fines ídem.

La propias declaraciones juradas de Cristina parecen ratificar que ella y Néstor la levantaron, efectivamente, en pala.

El vocero oficioso del Papa  utilizó más palabras del argot delictual ante Luis Majul. Dijo que los procesamientos contra Cristina los manejan "un mafioso" y "un rufián" por Bonadio y Stornelli.

Días antes de La Cornisa, Grabois había "defendido" con ardor a Florencia Kirchner por su prolongada estancia en Cuba para no presentarse en la Argentina a las citaciones judiciales que investigan el lavado de dinero en los hoteles de la familia kirchner.

Y lo hizo con estas palabras: "Espero que Florencia no cometa la ingenuidad de volver al país. Es obvio que la van a encarcelar para dañar a Cristina y condicionar el proceso electoral".

Saquen las manos de los niños

Al mismo tiempo, el kirchnerismo sacaba una solicitada en la que una serie de amigos nacionales y populares de Sudamérica, desde el condenado Lula Da Silva hasta el investigado Rafael Correa, exigían a la Justicia argentina que no se metiera con los hijos de Cristina Kirchner, a quienes ponía en el papel de  perseguidos políticos.

Florencia Kirchner tiene 28 años y Máximo Kirchner, 42.

Son adultos. Ciudadanos argentinos en la plenitud de sus facultades, que han firmado documentos y han dado su acuerdo a tramoyas poco santas por las cuales ellos y sus padres ganaron mucha plata de manera meteórica. No son niños de pecho ni están en la escuela primaria como sugiere la solicitada.

La real Academia da cuatro acepciones de lo que quiere decir "afano". Las tres primeras tienen que ver con la predisposición a hacer las cosas bien. Recién en la cuarta opción ofrece  la definición vulgar de la palabra, que es, sin embargo, la que rige en la Argentina.

Afano, para nosotros, es: "Robar con destreza".

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