Jean Bastouill, el hombre condenado por el crimen en Francia
Jean Bastouill, el hombre condenado por el crimen en Francia
La muerte que desató el crimen
El mayor tesoro de Jean Bastouill era su hija, Anne-Marie, casada desde hacía tres décadas con el prestigioso anestesiólogo. Sin embargo, la relación entre ambos siempre fue tensa: el médico era descrito como arrogante, frío y materialista, características que su suegro prefería ignorar por respeto a las decisiones de su hija.
El 15 de agosto de 2008, la tragedia golpeó a la familia. Anne-Marie, tras sentirse mal durante una comida familiar, regresó a su casa con su esposo. Horas después, murió repentinamente. El doctor afirmó que la causa fue una ruptura de aneurisma, pero se negó a permitir que la familia viera el cuerpo.
Este comportamiento levantó sospechas en su suegro, quien comenzó a dudar de la versión oficial. La ausencia de autopsia y la rapidez con la que su yerno cerró el caso alimentaron sus sospechas de que su hija había sido víctima de un crimen.
Las sospechas y el crimen
Las sospechas de Jean Bastouill se intensificaron cuando su yerno se quedó con la masía familiar, una propiedad que habían cedido a su hija como parte de un acuerdo nupcial. A las pocas semanas, el médico comenzó a vivir allí con su nueva pareja.
Para el anciano, ver a la otra mujer usando la ropa de su hija y al médico comportándose como si nada hubiera pasado fue una provocación insoportable. Además, su nieto le confió un detalle inquietante: había visto una marca de pinchazo en el brazo de su madre, que Jean Messmer atribuyó a una inyección para tratar náuseas.
Jean Bastouill, el hombre condenado por el crimen en Francia
Jean Bastouill, el hombre condenado por el crimen en Francia
Durante dos años, la rabia y la impotencia consumieron al suegro francés. El 20 de julio de 2010, armado con una escopeta y un revólver, cruzó la calle hacia la masía y disparó tres veces contra su exyerno, consumando el crimen.
Jean Bastouill no negó el crimen, pero afirmó que fue un acto impulsado por la certeza de que el hombre había envenenado a su hija.
El juicio se realizó en 2014 y fue un espectáculo mediático en Francia. La Fiscalía acusó al asesino por un crimen premeditado, mientras que su abogado argumentó que actuó bajo una presión emocional extrema.
El jurado declaró al suegro culpable y lo condenó a 10 años de prisión por el crimen, la pena máxima solicitada. Al escuchar el veredicto, Jean, desesperado, intentó arrebatarle el arma a un policía, gritando: “¡Dame un arma!”. En febrero de 2015, el tribunal de apelación lo liberó bajo control judicial. Finalmente murió de cáncer en 2017, a los 89 años.