En las profundidades de un bosque nevado en Rusia, se desató una tragedia que fusiona dolor paternal por un abuso sexual, la traición de un amigo y el hecho de hacer Justicia por mano propia.
Revisó el celular de su mejor amigo, descubrió que abusaba de su hija y lo hizo cavar su propia tumba
La historia de abuso sexual y traición entre amigos tuvo un desenlace totalmente inesperado en la Justicia
Oleg Sviridov, un hombre de 32 años, yacía muerto en una tumba que él mismo había excavado. Su cadáver, descubierto una semana después de su desaparición en 2021, era el resultado de la venganza que la propinó su mejor amigo.
Detrás de su muerte estaba Vyacheslav Matrosov, de 34 años, un trabajador de una fábrica de motores cohete y padre de familia devoto, quien, al descubrir horripilantes videos en el teléfono de su "mejor amigo", tomó la ley en sus manos.
El teléfono que delató el abuso sexual
Oleg Sviridov y Vyacheslav Matrosov compartían una amistad forjada en la rutina rural de un pueblo remoto de Rusia. El primero de ellos ayudaba en la casa de su amigo, cuidaba a las dos hijas del matrimonio —de 6 y 8 años— cuando lo necesitaban. "Era como un tío para ellas", recordaría más tarde Matrosov en interrogatorios.
Pero bajo esa fachada de normalidad, Oleg Sviridov ocultaba un secreto monstruoso. Durante 5 años, según las investigaciones policiales, había abusado sexualmente de varias niñas del pueblo, incluyendo a la hija menor de su amigo. Los videos en su teléfono, recuperados como evidencia, capturaban actos de depravación inimaginable: la niña, identificada como la ahijada de Oleg Sviridov, suplicaba audiblemente: "Oleg, basta ya, no aguanto más. Quiero irme a casa".
El dispositivo contenía material de al menos 3 víctimas más, de edades entre 6 y 11 años, lo que desencadenó investigaciones paralelas por abuso sexual infantil sistemático.
El detonante llegó una noche de 2021, durante una sesión de copas entre amigos. Vyacheslav Matrosov tomó el teléfono de Oleg Sviridov para revisar algo trivial. Al desbloquearlo, tropezó con la galería prohibida. En lugar de llamar a la policía de inmediato, optó por hacer Justicia por mano propia.
La muerte del abusador sexual
Confrontó a Oleg Sviridov en el acto, exigiéndole explicaciones que nunca llegaron. El abusador sexual, acorralado, balbuceó excusas patéticas. Lo arrastró al bosque cercano. Le ordenó cavar. "Excava tu tumba, monstruo", le dijo. Okeg Sviridov, temblando, obedeció, hundiendo la pala en la tierra helada durante horas.
Hubo un forcejeo: Oleg Sviridov terminó de cavar una fosa de apenas un metro de profundidad. Abrumado por la culpa y el terror, optó por el suicidio. Se cortó las venas con la misma navaja, desangrándose en la tumba que él mismo preparó. Su amigo lo cubrió con tierra y ramas, abandonando el sitio en un trance de shock.
La policía de Rusia irrumpió en la vida de Vyacheslav Matrosov al día siguiente. Inicialmente fue acusado de asesinato pero le rebajaron los cargos a "instigación al suicidio". Recibió una pena de 18 meses de prisión, de los cuáles cumplió un año. Oleg Sviridov, póstumamente, fue condenado como pedófilo convicto por los abusos sexuales.