El 4 de mayo de 2015, en Florida, Cheryl Treadway (25) se enfrentó a una pesadilla que amenazaba con acabar con su vida y la de sus 3 hijos pequeños. Su novio, Ethan Nickerson, de 26 años, la secuestró en su propia casa, armado con un cuchillo afilado y bajo los efectos de metanfetamina.
El mensaje encriptado en un pedido de pizza que logró terminar con un secuestro
El secuestro fallido ocurrido en 2015 todavía es recordado por la inteligencia de la víctima para zafar
La jornada de horror comenzó temprano esa mañana cuando la pareja comenzó una discusión que escaló rápidamente a violencia y secuestro. Ethan Nickerson tomó el teléfono de Cheryl Treadway para aislarla del mundo exterior, asegurándose de que no pudiera pedir ayuda.
La mujer intentó salir de la casa y buscar a sus hijos en la escuela pero fue detenida físicamente por su agresor. El secuestrador la agarró con fuerza y la obligó a llevarlo consigo al colegio, vigilándola en cada paso para evitar cualquier intento de escape.
El pedido de rescate y fin del secuestro
De regreso en la casa, con los tres niños ahora presentes, la tensión era insoportable. Los pequeños, ajenos al peligro inminente, comenzaron a quejarse de hambre, lo que le dio a la víctima del secuestro una idea brillante.
"Los niños tienen hambre, pidamos una pizza para calmarlos", le sugirió al secuestrador. El hombre accedió, devolviéndole el teléfono bajo su atenta mirada.
La víctima abrió la app de una pizzería en su smartphone y seleccionó un pedido simple: una pizza mediana. Pero en el campo de "notas especiales" o "comentarios del cliente" escribió un grito de auxilio desesperado: "Por favor, ayúdenme. Llamen al 911".
El pedido llegó a la sucursal de Pizza Hut. La gerente no dudó: en lugar de preparar la entrega, llamaron de inmediato a la Policía de Estados Unidos.
Mientras tanto, en la casa, Cheryl Treadway mantenía la compostura, conversando con el secuestrador como si nada ocurriera. Minutos después, la policía llegó sigilosamente al vecindario. Al ver las luces azules, la mujer salió corriendo de la casa con uno de sus hijos en brazos.
La Policía de Estados Unidos inició una negociación telefónica con el secuestrador. Tras una tensa espera de unos 20 minutos, cedió, entregándose sin resistencia y soltando el arma.




