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Bobby Long no sólo era un secuestrados sino también un asesino serial.
La estrategia de la víctima del secuestro
Un aspecto clave en esta historia es que Lisa McVey no era ajena al sufrimiento. Desde niña, su vida estuvo marcada por el abandono y el abuso. Su madre, adicta a las drogas y al alcohol, la dejó al cuidado de su abuela a los 14 años, pero el novio de esta última abusó sexualmente de ella durante años.
Con los ojos vendados y atada al comienzo del secuestro, la adolescente comenzó a emplear una serie de tácticas para mantenerse con vida. Ajustó su mandíbula para aflojarla y observar detalles del entorno. Notó que el vehículo de Bobby Long tenía una placa con la palabra “Magnum” y una alfombra roja, un dato clave que más tarde conectaría con las fibras encontradas en otras víctimas.
También memorizó la ruta que tomaron y los sonidos, como el de un cajero automático donde el secuestrador se detuvo, un detalle significativo en una época en que estos dispositivos eran poco comunes.
En el apartamento del secuestro, continuó su estrategia. Optó por ganarse su confianza. Dejó huellas dactilares en superficies como el baño, el espejo y los azulejos, asegurándose de que, si moría, su presencia quedara registrada.
Pero también apeló a la humanidad de su captor. Hablándole con suavidad, como si fuera un niño, le dijo que podía ser su “novia secreta” y que nadie tenía que saber de su encuentro. Además, inventó una historia conmovedora: afirmó ser la única hija de un padre enfermo que dependía de ella. Esta mentira tocó una fibra en el asesino serial.
Tras 26 horas de cautiverio, la estrategia de la joven dio resultado. Bobby Long, conmovido por su relato, decidió liberarla. La llevó a un lugar remoto, le ordenó mantener la venda durante cinco minutos y huyó.
Su testimonio, lleno de detalles precisos sobre el secuestro, fue fundamental. Describió el vehículo, el apartamento y hasta el rostro de Bobby Long, que reconoció al tocarlo con sus manos. Estos datos condujeron a la policía hasta el secuestrador, quien fue arrestado el 16 de noviembre de 1984 tras una vigilancia de 36 horas.
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Bobby Long fue ejecutado por el secuestro y otros crímenes.
Las repercusiones del secuestro fallido
El asesino serial confesó ocho asesinatos, aunque se cree que sus crímenes en Estados Unidos fueron más. En 1985, se declaró culpable, recibiendo 26 cadenas perpetuas y dos penas de muerte. Fue ejecutado por inyección letal el 23 de mayo de 2019, con Lisa McVey presente, quien leyó los nombres de las víctimas como un acto de homenaje.
Pero la historia de la joven no terminó ayer. Se convirtió en oficial de policía en Estados Unidos, especializándose justamente en delitos sexuales, y hoy es una oradora motivacional que inspira a víctimas de violencia o secuestros.