Había matado a ocho mujeres

La estrategia de una joven secuestrada para que su captor la deje escapar

Su rol y su conducta fueron claves para detener a un asesino serial tras el secuestro que sufrió. Terminó convirtiéndose en policía

En la madrugada del 3 de noviembre de 1984, Lisa McVey, una joven de 17 años de Florida, Estados Unidos enfrentó una pesadilla que cambiaría su vida para siempre. La historia de un secuestro que la llevó a demostrar no sólo su capacidad para sobrevivir sino también para investigar.

Mientras la joven regresaba a casa en bicicleta tras su turno en un típico negocio de donas de Estados Unidos, fue interceptada violentamente por Bobby Joe Long, un asesino serial responsable de al menos diez crímenes y más de cincuenta agresiones sexuales que todavía no era detenido.

Durante 26 horas, Lisa McVey fue retenida, abusada sexualmente y torturada. Pero su astucia, valentía y determinación no solo le permitieron sobrevivir, sino también desempeñar un papel crucial en la captura del asesino serial.

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Bobby Long no sólo era un secuestrados sino también un asesino serial.

Bobby Long no sólo era un secuestrados sino también un asesino serial.

La estrategia de la víctima del secuestro

Un aspecto clave en esta historia es que Lisa McVey no era ajena al sufrimiento. Desde niña, su vida estuvo marcada por el abandono y el abuso. Su madre, adicta a las drogas y al alcohol, la dejó al cuidado de su abuela a los 14 años, pero el novio de esta última abusó sexualmente de ella durante años.

Con los ojos vendados y atada al comienzo del secuestro, la adolescente comenzó a emplear una serie de tácticas para mantenerse con vida. Ajustó su mandíbula para aflojarla y observar detalles del entorno. Notó que el vehículo de Bobby Long tenía una placa con la palabra “Magnum” y una alfombra roja, un dato clave que más tarde conectaría con las fibras encontradas en otras víctimas.

También memorizó la ruta que tomaron y los sonidos, como el de un cajero automático donde el secuestrador se detuvo, un detalle significativo en una época en que estos dispositivos eran poco comunes.

En el apartamento del secuestro, continuó su estrategia. Optó por ganarse su confianza. Dejó huellas dactilares en superficies como el baño, el espejo y los azulejos, asegurándose de que, si moría, su presencia quedara registrada.

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Pero también apeló a la humanidad de su captor. Hablándole con suavidad, como si fuera un niño, le dijo que podía ser su “novia secreta” y que nadie tenía que saber de su encuentro. Además, inventó una historia conmovedora: afirmó ser la única hija de un padre enfermo que dependía de ella. Esta mentira tocó una fibra en el asesino serial.

Tras 26 horas de cautiverio, la estrategia de la joven dio resultado. Bobby Long, conmovido por su relato, decidió liberarla. La llevó a un lugar remoto, le ordenó mantener la venda durante cinco minutos y huyó.

Su testimonio, lleno de detalles precisos sobre el secuestro, fue fundamental. Describió el vehículo, el apartamento y hasta el rostro de Bobby Long, que reconoció al tocarlo con sus manos. Estos datos condujeron a la policía hasta el secuestrador, quien fue arrestado el 16 de noviembre de 1984 tras una vigilancia de 36 horas.

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Bobby Long fue ejecutado por el secuestro y otros crímenes.

Bobby Long fue ejecutado por el secuestro y otros crímenes.

Las repercusiones del secuestro fallido

El asesino serial confesó ocho asesinatos, aunque se cree que sus crímenes en Estados Unidos fueron más. En 1985, se declaró culpable, recibiendo 26 cadenas perpetuas y dos penas de muerte. Fue ejecutado por inyección letal el 23 de mayo de 2019, con Lisa McVey presente, quien leyó los nombres de las víctimas como un acto de homenaje.

Pero la historia de la joven no terminó ayer. Se convirtió en oficial de policía en Estados Unidos, especializándose justamente en delitos sexuales, y hoy es una oradora motivacional que inspira a víctimas de violencia o secuestros.