mala maniobra y la víctima se arrojó de la camioneta en movimiento. El rodado robado aún noaparece. La noche del miércoles, apenas cinco minutos antes de las 23, Laura Cañas (30) llegaba solaal garaje en el que habitualmente guarda su Ecosport, en la calle 9 de Julio casi Soler. Apenasfrenó frente al portón, alcanzó a ver a dos hombres que venían hacia ella por la misma vereda. Algola hizo sospechar, por lo que, apenas ingresó la camioneta, marcó el 911 y esperó a concretar lallamada, por si algo andaba mal. Su desconfianza no era injustificada. La mujer –madre de dos niñosde uno y 5 años– sólo alcanzó a apagar las luces y estaba por bajar del vehículo cuando descubrióque los desconocidos ya habían ingresado al garaje y uno de ellos le apuntaba con una enorme arma. "El que me hablaba tenía un acento raro, como peruano. Se me vino encima y me pidió la cartera. Yo estaba aterrada y, cuando fui a buscarla, sin querer toqué la bocina. Ahí se pusieroncomo locos porque creyeron que había alertado a alguien, y uno empezó a gritar que había escuchadovoces. En ese momento, el que estaba armado me pedía a gritos las llaves. Ése se subió a conducir yel otro me obligó a subir atrás. El cómplice intentó sentarse a mi lado pero, como estaba lasillita de mi hija, no pudo y se subió en el asiento del acompañante", relataba detalladamente lamujer, mientras hacía los ademanes de los delincuentes que horas atrás la habían tomado de rehén. Alterados por el cambio de planes que había surgido en el momento en que la mujer presionó labocina, los delincuentes sacaron la camioneta y a toda velocidad emprendieron la fuga por 9 deJulio hacia el sur. En segundos recorrieron las seis cuadras hasta la esquina con Pellegrini,llevando a la víctima apuntada. "En ese tramo pasamos frente a mi casa y yo me desesperé. Ahíestaba mi marido con mis dos hijos y yo no les podía avisar que me estaban secuestrando. Hastapensé que estábamos pasando por ahí para que me despidiera de ellos. En ese momento yo les seguíapidiendo que me dejaran, que no me necesitaban, que ya les había dado todo. Ahí, el que manejaba leordenó al otro: '¡Callala o quemala!', y dejé de hablar", recordaba Laura, mientras abrazaba fuertea su hijita de un año y medio, y agradecía poder disfrutarla otra vez. Al llegar a Pellegrini, los asaltantes giraron a la izquierda y al cruzar la avenida SanMartín hacia el este descubrieron que la calle Maipú era contramano, por lo que el conductor frenóy puso marcha atrás para regresar a San Martín. Esa maniobra fue la que aprovechó la mujer paraabrir la puerta y lanzarse de la camioneta en movimiento. "Pensé: 'Me tengo que escapar o éstos mematan'", aseguró Laura. A esa hora, en la panchería que funciona en la esquina había variaspersonas cenando, por lo que la víctima salió corriendo y pidió ayuda a los gritos. Sin chances de perder más tiempo, los ladrones retomaron San Martín hacia el norte yescaparon rápidamente. "El dueño del negocio tenía ADT y activó la alarma en el acto. Después, una pareja me prestó el celular para avisarle a mi marido y ahí, en el acto, llegó la policía. Fue un milagro. Hoy losmiro a los chicos y no dejo de pensar en lo que me pudo pasar. Todo se me pasó por la cabezamientras me llevaban secuestrada", aseguró la joven madre, que se salvó gracias a su osadía. Ladenuncia del caso fue radicada en la Oficina Fiscal N°13 y hasta anoche la Ecosport (patenteHPX077) no había aparecido.