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Los incendios bolivianos y brasileños
En el país del altiplano se dieron los peores siniestros en dos décadas: varios millones de hectáreas de la selva amazónica fueron devastadas por lenguas de fuego que se mantuvieron activas durante meses.
El fenómeno fue tan notable que las cenizas llegaron, aunque parezca increíble, hasta la propia ciudad de Buenos Aires, ubicada a casi 3.000 kilómetros de las zonas afectadas.
En el caso de Brasil, el avance de la ganadería y los cultivos no tiene freno. El coloso sudamericano se consolida como el principal productor mundial de soja y carne vacuna gracias a una deforestación notable del Mato Grosso, ubicado en plena selva. Lo hace "gracias" a que grupos interesados incendian para deforestar.
Luego, las quemazones terminan afectando a ciudades del Norte de la Argentina. Los números son contundentes: la "riqueza" de los productores de bovinos termina afectando nuestros ecosistemas.
El impacto en nuestra salud
No se trata solamente de un problema ambiental, sino también una crisis de salud pública. Según la OMS, la polución atmosférica es responsable de cuatro millones de muertes prematuras en todo el mundo cada año.
La OMS asegura que cada año hay más enfermedades relacionadas con la exposición prolongada a las partículas contaminantes que flotan en el ambiente. Concretamente, la exposición constante a un aire de mala calidad puede derivar en enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Los grupos más vulnerables son los niños, los ancianos y las personas con problemas de salud preexistentes.