En una entrevista, Bosco compartió detalles sobre los abusos que sufrió mientras navegaba en la categoría Optimist, una disciplina de vela destinada a niños y niñas de entre 6 y 15 años.
"No sé cómo explicarlo, pero fue algo que pasó, que no lo controlé. Tenía 11 o 12 años y lo aparté de mi vida hasta hace un par de años que lo pude ver". "No sé cómo explicarlo, pero fue algo que pasó, que no lo controlé. Tenía 11 o 12 años y lo aparté de mi vida hasta hace un par de años que lo pude ver".
El recuerdo desbloqueado de María Eugenia Bosco
El proceso de reconocimiento de los abusos fue largo y doloroso. La regatista reveló que el recuerdo bloqueado se desbloqueó al ver el documental Atleta A en Netflix, que narra los casos de abuso en la gimnasia estadounidense.
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Bosco subió al podio junto a Mateo Majdalani.
"No podía creer lo que veía y lloraba. Se me desbloqueó el recuerdo y pensaba: ‘Esto me pasó a mí’", relató. Desde entonces, inició un proceso de reconstrucción emocional y comprensión de su historia.
Los abusos ocurrieron en la vivienda de Tulia, situada dentro del Yacht Club de Olivos, donde los fines de semana varios chicos –incluida Bosco– se quedaban a dormir para optimizar los entrenamientos.
"Yo venía de San Pedro todos los fines de semana, a veces con mi hermano, a veces sola. Éramos un grupo grande bajo el cuidado de esta persona". "Yo venía de San Pedro todos los fines de semana, a veces con mi hermano, a veces sola. Éramos un grupo grande bajo el cuidado de esta persona".
La deportista también recordó los comentarios sexuales que Tulia hacía a las niñas (hay otras 3 denuncias) y las manipulaciones que utilizaba para obtener "favores". Sin embargo, en aquel momento, no lograba identificar la gravedad de lo que sucedía.
"Cuando te vas distanciando, cuando hablas con gente de otros clubes o cuando creces, te das cuenta de que había cosas que no estaban bien", reflexionó la atleta nacida en San pedro y residente en España.
"Mis padres confiaban en esta persona y en el club. Ellos creían que sus hijos estaban seguros, pero no estaban ahí todos los días para verlo" "Mis padres confiaban en esta persona y en el club. Ellos creían que sus hijos estaban seguros, pero no estaban ahí todos los días para verlo"
El punto de inflexión llegó tras su regreso de los Juegos Olímpicos de París donde ganó una medalla junto a Mateo Majdalani. Con 27 años, y después de recibir apoyo y asesoramiento, Bosco tomó la valiente decisión de denunciar. "La noche anterior no paraba de llorar", confesó.
Al presentar la denuncia acompañada por sus padres, sintió una profunda liberación. "Fue muy liberador, muy sanador. Desde ahí me sentí poderosa", expresó.