Los hinchas albicelestes coparon el Arena Carioca I en la previa, durante y después de la victoria épica del seleccionado nacional de basquet sobre Brasil.

Argentina fue protagonista en las gradas de Río

Por UNO

Los hinchas argentinos fueron protagonistas en el estadio Arena Carioca I, en la previa, durante y después del encuentro que la Argentina le ganó épicamente a Brasil, por 111 a 107, en doble tiempo suplementario, por la cuarta fecha de la zona B del básquetbol olímpico en Río de Janeiro.

Una vez consumada la victoria que otorgó la clasificación, los simpatizantes de la "albiceleste" desataron una verdadera fiesta, elevando sus brazos por sobre sus cabezas, enarbolando alguna que otra bandera y cantando hasta quedar afónicos.

La procesión del hincha de la "Generación Dorada" había comenzado bien temprano: vestidos la mayoría con camisetas de Emanuel Ginóbili o Luis Scola, dos de los máximos referentes de este núcleo de jugadores que tuvo su Everest en Atenas 2004, los simpatizantes fueron poblando de a poco el escenario desde casi 90 minutos antes al horario pautado para el arranque.

Pese a la supervisión de unas fuerzas de seguridad por demás celosas, la hinchada celeste y blanca se las ingenió para cantar y saltar en la entrada al escenario enclavado dentro del Parque Olímpico de Barra.

El ya tradicional "Brasil decime que se siente, tener en casa a tu papá..." atronó con fuerza, pese a la rechifla de los simpatizantes locales que a esa altura entraban a la cancha y que luego se ubicaron mayoritariamente en la tribuna Norte.

Muchos argentinos también pugnaban por otros objetivos: el de conseguir un famoso ticket para observar el clásico sudamericano.

Los revendedores ofrecían sus boletos -que no abundaban, por cierto- a un mínimo de 690 reales, o sea algo más de 3.200 pesos. Una buena parte optaba por el retorno decepcionado o bien aceptar la propuesta de la Casa Argentina de ver el partido en sus instalaciones.

Mientras tanto, Guillermo Vecchio (DT del seleccionado argentino en los Juegos Olímpicos Atlanta '96) saludaba a la dirigente política del GEN Margarita Stolbizer, madre de Nicolás Laprovíttola.

Entre los conocidos del ambiente basquetbolero también se pudo observar a Carlos 'Negro' Romano, ex DT de Atenas de Córdoba.

Cuando quedaba media hora para el arranque del partido, los dos equipos saltaron a la cancha. Los anunciadores pronunciaron el nombre 'Aryentina' y desde distintos costados de la cancha, los hinchas hicieron ondear sus banderas.

Lugares como Misiones, San Antonio de Padua, Córdoba, Salta, Junín, Neuquén, Santiago del Estero, Oncativo y hasta las Islas Malvinas estuvieron representados. Los simpatizantes brasileños, lógicamente, comenzaron los abucheos.

Los fans argentinos desperdigados por las distintas tribunas y sectores (en las plateas altas estuvo el grueso) reiteraron el canto madre de "Vamos vamos Argentina, vamos vamos a ganar..." para intentar acallar la música que propalaban los parlantes del estadio.

El equipo visitante salió al rectángulo de juego a hacer los ejercicios precompetitivos. "Visitantes sí, pero nunca solos" dijo el DT Silvio Santander (asistente del principal Sergio Hernández), que no puede ocupar un lugar en el banco por 'protocolo olímpico' y debió conformarse con ver el partido desde una de las plateas.

Después ocurrió lo mejor de la previa. Los capitanes de ambos equipos, Marcelinho Huertas y Scola, respectivamente, leyeron distintos mensajes buscando atenuar los decibeles de una relación dialéctica compleja en lo que va de desarrollo de los Juegos.

"Alentemos y apoyemos pero dentro del respeto. Y que sea un espectáculo hermoso", pidió Scola, con la habitual mesura que suele esgrimir en cada uno de sus actos. Entonces fue tiempo de partido, mientras la gente -todavía- se acomodaba en sus asientos.