Masa madre
Lo cierto es que dicho sopapo ha sido uno de los grandes asuntos de la semana a nivel global. En principio se debe a que fue inusual e inesperado. Y esos ingredientes son como la masa madre para una noticia. Lo otro muy llamativo es que no fue un blanco el que agredió a un negro, sino un negro quien castigó físicamente a otro de su mismo tez ante un auditorio planetario.
Tras el sopapo, el ahora irascible Will Smith volvió a su asiento en la primera fila del teatro y desde allí le gritó a Chris Rock, a capella: "No vuelvas a poner el nombre de mi mujer en tu puta boca". Algunos espectadores despistados todavía seguían creyendo que se trataba de una performance para divertir al público.
Otro actor negro, Denzel Washington, muy respetado por sus colegas de Hollywood por ser buena gente, se acercó a Smith y le dijo al oído algo así como que no se dejara ganar por el diablo, porque ese demonio suele tener preferencia por los que en determinado momento están en el candelero. Digresión: ¿Tendrá algo que ver con "los diablos" que empalagan los oídos de los empresarios argentinos para que aumenten los precios, según la versión de Alberto?
Smith estaba nominado al Oscar por mejor actor por el film Rey Richard, donde interpreta al padre de las tenistas Serena y Venus Williams, el hombre que modeló las carreras deportivas de sus hijas.
A los pocos minutos de la trifulca vergonzosa, Smith ganó efectivamente el Oscar por mejor interpretación masculina, volvió a subir al escenario y si bien pidió perdón por la macana atómica que se había mandado, intentó justificarla sin éxito. Los directivos de la Academia querían echarlo de la sala, pero no les dio el tiempo.
Cuestión de piel
Ahora Smith ha manchado con tuco forte su artístico mantel blanco y el aporreado Rock se apresta a iniciar una gira internacional con un nuevo espectáculo de stand up. El ataque ha hecho subir la demanda de entradas de manera sideral y los precios de las mismas. Lo fajaron, pero le sacará rédito a más no poder a la gira que tenía preparada desde antes del sopapo y que se llama Ego Death (La muerte del ego).
Smith por su parte deberá enfrentar a la Academia de Cine que busca el vericueto legal para demandarlo por haber dañado un espectáculo como el de los Oscar que les cuesta una millonada de dólares.
Y lo que es peor: habría acuerdo entre sus directivos para quitarle el premio, rajarlo como miembro de la Academia y dejarlo como un pavo que optó por la justicia por mano propia como si todavía estuviéramos en la etapa de los duelos por el honor.
El golpe de Will dejó por unos días en segundo plano la guerra que Rusia desató al invadir Ucrania y que ya ha trastocado la economía internacional y puesto en alerta a todos los países que quieren evolucionar en paz.
Y ha demostrado que no hay que claudicar en la lucha para que la gente resuelva sus problemas hablando o discutiendo, no moliendo a golpes al otro, máxime cuando hay trogloditas políticos como Putin que siembran el terror en países vecinos.
Es paradojal que la misma noche en que la Academia premiaba a Will Smith por su papel en una película que cuestiona el racismo en el deporte, este actor negro se haya desbocado con suma violencia al atacar a otro actor negro. Algo así como un revival dietético de Caín y Abel, pero en versión primos de piel.