Análisis y opinión

"Mendoza, una ciudad bosque en el desierto", vista con ojos españoles

La "ciudad bosque", como se conoce a Mendoza, fue analizada en "El País", de Madrid, que resalta la importancia de las acequias en zonas desérticas

El reciente 28 de noviembre me topé en el diario "El País", de Madrid, con el siguiente título: "Mendoza, una ciudad bosque en el desierto gracias a las acequias urbanas".

En ese artículo la arquitecta, urbanista y periodista ibérica Paula López Barba cuenta cómo el Gran Mendoza, un grupo de municipios al pie de los Andes, ha logrado ser, pese a su aridez, el cuarto conglomerado urbano de la Argentina con 1.300.000 personas en una provincia cuyos habitantes totales suman 2.015.000.

La cronista detalla que la gestión del agua de los deshielos de la cordillera fue comenzada por los huarpes, seguida y muy mejorada por los incas, ampliada por los conquistadores españoles, y consolidada y tecnificada por los mendocinos. Hoy es una de las grandes capitales del vino. "El vino llegó con la colonia española, pero la gestión del agua, no", escribe López Barba.

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La portada de El País, de España.

La portada de El País, de España.

Cuenta además que los huarpes crearon sistemas para proveer riego y las primeras formas de agua potable. En cambio las acequias como las conocemos ahora fueron más desarrolladas por los incas.

Todo eso se terminó de afianzar con ese hito señero que fue la Ley de Aguas de 1884 que permitió ampliar los oasis habitables de esta provincia y sus zonas agrícolas, y uno de cuyos símbolos es la actual "ciudad bosque" del citado título del matutino "El País".

La cultura de los desiertos

El ancestral sistema de acequias, que permite distribuir el agua escasa, es uno de los mejores ejemplos de algo sustentable, palabra que muchas veces creemos que la estamos inventando nosotros. En América, recuerda la autora, las acequias o cunetas las han desarrollado diversas culturas de los desiertos, desde México hasta la zona andina de Argentina.

La ingeniería y arquitectura hidráulica de huarpes e incas sigue siendo de una complejidad que asombra. La articulista usa la palabra "sofisticación" para caracterizarlas. Siempre se ha dicho que en el uso del agua tanto los huarpes como los incas fueron eficaces y respetuosos con el ambiente, algo que -comenta la periodista- continuaron incluso los conquistadores. Y agregamos nosotros: que varios piojos tuvieron esos tíos.

El artículo de "El País" incluye puntos de vista del arquitecto e historiador mendocino Jorge Ricardo Ponte, estudioso de la arquitectura urbana, quien desmiente que las acequias y canales hayan sido de inspiración romana y árabe (y traídos por los conquistadores).

Una acequia bella en el Parque General San Martín. Hoy las usamos sobre todo para riego, como en este caso en el parque General, pero las acequias surgieron con otros destinos.
Acequia en el Parque General San Martín.

Acequia en el Parque General San Martín.

Cuando los incas llegaron a Mendoza (que fue el punto más austral del imperio inca) ya se encontraron con los canales huarpes. Lo que sí hicieron los españoles fue ampliar el sistema. Con humor Ponte agrega que lo realmente fue inventado por los conquistadores fueron los nombres de caciques. Le pusieron Canal Cacique Guaymallén ("un nombre de fantasía") a lo que originalmente se llamaba Goazap Mayu.

López Barba entiende que la civilización inca "manejaba el agua de manera exquisita" porque lo consideraban un recurso sagrado. Durante la visita que la española hizo a Mendoza, el arquitecto Ponte la acompañó a recorrer el dique Carrodilla, en Luján de Cuyo. Ese es un centro neurálgico, "probablemente elegido por los incas", para derivar aguas del Canal Cacique Guaymallén a diversos puntos.

Ponte le explicó a la española que "con toda la tecnología y el avance científico, no se ha encontrado un sitio tan estratégico como ese de Carrodilla para actuar de dique derivador, lo que demuestra el enorme conocimiento hidráulico inca" En la actualidad salen desde allí las aguas que van a la planta potabilizadora de Alto Godoy, al Parque San Martín y al norte de la Ciudad, entre otros destinos.

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El Parque General San Martín.

El Parque General San Martín.

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Meter la pata

En concreto: nos gustó mucho la nota de "El País" porque las acequias son una de las sustancias de las que está hecho el carácter de los mendocinos. Hablar de las acequias es como hablar de nuestros abuelos. Por eso nos tomamos con humor cuando algunos turistas no debidamente informados de nuestras particularidades se quejan de "esas zanjas abiertas al lado de las veredas" en las que algún distraído suele meter la pata.

A fines de los años '80 un periodista porteño que estaba por primera vez en Mendoza me preguntó (juro que es cierto) por qué teníamos las cloacas a cielo abierto en buena parte de la ciudad. Se refería a las acequias.

Lo de " El País" me hizo recordar un artículo muy interesante que había leído en abril de 2023, en "Clarín", donde los mendocinos Alejandro Gennari y Fernando Vilella explicaban cómo el acuerdo social para el uso del agua en Mendoza había sido no sólo "el motor para una bioeconomía de clase mundial" sino también una razón para "lograr una institucionalidad exitosa a partir de un acuerdo colectivo".