Análisis y opinión

Las dificultades de Cristina y Sagasti para congeniar con el gen político mendocino

Cuando Anabel Fernandez Sagasti condujo el PJ mendocino no propició intendentes peronistas con vuelo propio. Ahora, en el llano partidario, los destrata por tener mentalidad de "barrido y limpieza"

Durante varios lustros el kirchnerismo nacional propició que los intendentes peronistas de Mendoza se ocuparan sólo de sus pagos chicos y que no tuvieran ínfulas de copar el escenario provincial, porque de eso se ocupaban en Buenos Aires y, aquí, su "delegada" Anabel Fernández Sagasti.

"No somos kirchneristas" decían por lo bajo varios de esos jefes comunales. Sin embargo no se animaban a fraguar algún tipo de liderazgo que le llamara la atención a los mendocinos independientes y a la clase media.

Y si hubo un intento, fue de algún intendente al que asustaron y decidió "meter violín en bolsa". En las elecciones de 2023 algunos peronistas enojados prefirieron demostrar sus divergencias con el kirchnerismo cruzándose a la vereda de Omar De Marchi, como si hubieran descubierto en el horizonte un nuevo 17 de Octubre de cartulina.

Lástima, porque el sector de la ciudadanía mendocina que aún apostaba a aspectos del ideario justicialista, esperaba una renovación al estilo de la que produjo el Equipo de los mendocinos (Bordón, Gabrielli, Lafalla) y que le dio tres gobernaciones seguidas al PJ provincial entre 1987 y 1999.

Una imagen típica en los desayunos de Coviar: los ex gobernadores Celso Jaque, Julio Cobos, Arturo Lafalla, Rodolfo Gabrielli y Octavio Bordón.

Arturo Lafalla, Rodolfo Gabrielli y Octavio Bordón, tres de los gobernadores del PJ mendocino.

Arturo Lafalla, Rodolfo Gabrielli y Octavio Bordón, tres de los gobernadores del PJ mendocino.

Malqueridos

Los jefes comunales nunca sintieron devoción por el kirchnerismo cristinista, y mucho menos por el camporismo. Recelaban de la viuda de Néstor Kirchner, les hacían ruido las denuncias de corrupción contra la dirigenta, y no tenían dudas de la famélica capacidad política de su hijo Máximo, pero no se animaron a cuestionar las órdenes de la dos veces presidenta de la Nación. La dejaron hacer a Cristina y por extensión a Sagasti.

No era necesario que rompieran aparatosamente con Cristina. Simplemente era imprescindible que supieran leer el alma y la mente de la ciudadanía mendocina. Y que volvieran a ser un peronismo diferente. No el que les proponía el Instituto Patria.

Cristina jamás exhibió simpatía por el gen mendocino, situación que se agravó con la mala experiencia que tuvo con el radical Julio Cobos como vicepresidente en su primera presidencia (2007-2011). Nunca le perdonó a su esposo Néstor Kirchner haber confiado en un mendocino que suponían mansito y que resultó chúcaro.

Lo concreto es que los intendentes peronistas optaron por privilegiar el ascendiente territorial que tenían sobre sus comunas, no hablaron de renovación y callaron cualquier cuestionamiento que le hubiera permitido al PJ mendocino actualizarse al gusto mendocino.

En la última década, el PJ de Mendoza acrecentó su dependencia con el Instituto Patria y empezó a diluirse en cada elección provincial hasta la debacle de 2023 en que cayó al tercer puesto en la consideración de los votantes de esta provincia.

Ese año el PJ fue sobrepasado no sólo por el radicalismo de Cambia Mendoza sino por el demarchismo de La Unión Mendocina. Estuvieron, además, muy cerca de empatarle a los Verdes de Mario Vadillo que salieron muy cerca, en el cuarto lugar. Con el agravante de que en el orden nacional comenzaba la irrupción de Milei Presidente, votado masivamente en esta provincia en el balotaje, un suceso que cambió todos los planes en los partidos tradicionales.

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Máximo, el hijo de Cristina y Néstor Kirchner.

Máximo, el hijo de Cristina y Néstor Kirchner.

La Anabel

Es momento entonces de hablar de la figura que tuvo a su cargo el derrumbe del PJ en su calidad de presidenta partidaria en esta provincia. Mano derecha de Cristina en Mendoza, la legisladora Anabel Fernández Sagasti que, de la nada y sin historial partidario, apareció por decisión de La Cámpora encabezando las listas para diputados nacionales, y luego para senadora nacional por esta provincia, sigue como si nada hubiera pasado intentando manejar el PJ que está en manos del ex intendente sanrafaelino Emir Félix desde diciembre pasado.

Antes, como se dijo en el primer párrafo de esta columna, cuando Sagasti conducía el PJ, a los intendentes peronistas los prefería modositos en sus comunas. Ahora, en cambio, los destrata diciéndoles que no tienen liderazgo y que se han quedado "en un frente municipal de barrido, alumbrado y limpieza, sin decidirse a ser un partido provincial".

Además los amenaza con que va a tronar el escarmiento si los intendentes peronistas siguen con la idea de desdoblar las elecciones legislativas de este año, como si fueran pequeños remedos de Axel Kicillof enfrentados con su mentora. Sagasti les ha advertido a los 7 intendentes peronistas que tiene la Provincia que si no acatan la directiva de Cristina de no desdoblar, los kirchneristas van a ir con un partido alternativo y los van a dejar en banda a los que en el PJ no tienen visión política.

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Anabel Fernández Sagasti, ex presidenta del PJ mendocino.

Anabel Fernández Sagasti, ex presidenta del PJ mendocino.

Sagasti parece olvidar que ya no tiene la posición de fuerza que poseía cuando era titular del PJ. Si antes a Cristina se la acataba porque los K eran -aún con Alberto Fernández- Gobierno nacional, eso ya desapareció. Cristina, Alberto y Massa perdieron las elecciones. Y Sagasti dejó en Mendoza un partido implosionado, vacuo, sin modernidad, chato.

Tiene razón Sagasti en que no advierte en los intendentes peronistas de Mendoza un ímpetu más claro de querer ser nuevamente un partido provincial de peso. ¿No será un deja vu de lo que ella misma pregonaba cuando era titular del PJ y los quería encolumnados y disciplinados por Cristina?

Sagasti es dueña de hacer política como a ella le parezca, pero debería asimilar, antes de propalar tantas advertencias, que a los mendocinos (no sólo a los peronistas) les gustaría alguna autocrítica sincera de su parte, no sólo por su deficiente paso por la conducción partidaria sino porque sus actuaciones legislativas no han tenido como norte supremo a Mendoza sino el ser un "cuadro" de Cristina Kirchner. En eso ha sido mucho más efectiva.