La Universidad Nacional de Cuyo, cuyo ciclo lectivo vuelve a la presencialidad plena, arranca en breve un proceso eleccionario para renovar sus autoridades en todas las facultades y en todos los claustros que forman parte del cogobierno.
La Universidad Nacional de Cuyo, cuyo ciclo lectivo vuelve a la presencialidad plena, arranca en breve un proceso eleccionario para renovar sus autoridades en todas las facultades y en todos los claustros que forman parte del cogobierno.
Con la modalidad de voto directo ponderado el proceso concluye con la elección de rector o rectora y vice que reemplazarán a Daniel Pizzi y a Jorge Barón, luego de los ocho años que completaron dos mandatos consecutivos.
Con vistas a la sucesión, la decana de Ciencias Políticas y Sociales, Claudia García, acaba de oficializar su candidatura al rectorado con el impulso de la unidad académica en la que ha encabezado dos gestiones, y con el aval de un sector de sus correligionarios radicales y de referentes académicos, tanto del peronismo como de otras vertientes ideológicas, con quienes ha establecido ámbitos de participación y de diálogo.
Desde una perspectiva de género, entienden sus allegados que es el momento de que una mujer vuelva a encabezar la Casa de Estudios que hace unos años tuvo como rectora a María Victoria Gómez de Erice, única excepción frente al predominio histórico de los hombres en el máximo cargo de gestión.
Enfrente encuentra, entre otros postulantes, a Gabriel Fidel, docente de la misma facultad, quien también se ha lanzado hacia el máximo cargo de la Uncuyo. Político polifuncional de extensa trayectoria, el actual presidente de la Agencia de Innovación, Ciencia y Tecnología ya ha logrado avales, incluso de militantes de Franja Morada, como para dar sustento a su candidatura, sobre la base del nexo que pretende ahondar entre universidad y sociedad.
Pero no son las únicas ofertas electorales cuando todavía no se agita la bandera de largada, ya que también suenan con fuerza la reconocida decana de Ciencias Económicas, Esther Sánchez, y directivos de otras facultades.
Una encuesta realizada en los últimos meses del año pasado por la consultora RDT mostraba adhesiones de hipotéticos postulantes con el siguiente orden decreciente de preferencias: Claudia García, Esther Sánchez, Gabriel Fidel, Adriana García, Ismael Farrando, Adolfo Cueto, Javier Ozollo y Fernanda Bernabé, entre otros.
En el mismo sondeo realizado en todos los claustros, se ratifica una conformidad en torno del 80 por ciento respecto de la gestión de la pandemia llevada adelante por la conducción de Pizzi, pese al rechazo expresado en sectores de la comunidad educativa de los colegios y de parte de la sociedad que pugnaban por una mayor presencialidad.
En el mismo sentido, según las consultas, se destaca como satisfactoria la actividad educativa virtual que se desarrolló durante los ciclos lectivos de 2020 y de 2021. La conformidad manifestada en las encuestas permite inferir que en la Universidad no estaría predominando una demanda de cambio abrupto ni un golpe de timón, sino una búsqueda de continuidad que podría estar representada por referentes del espacio "interclaustro" que ha gobernado la Universidad los últimos años.
No obstante, un observador empapado en el proceso electoral de la Casa de Estudios señala que "nadie se recorta en soledad y sin reparos, por lo que van a tener que rosquear bastante" para posicionar al o la postulante, donde las alianzas y negociaciones entre diferentes sectores estarán a la orden, acelerando su dinámica mientras avance el calendario.
Con la discusión que se viene en la Legislatura sobre la Boleta Única observaremos una puja que tendrá algo de técnica y mucho de conveniencia política solapada. Desde el vamos, toda oposición es reticente a mostrar predisposición a las iniciativas oficialistas, tal como sucede recíprocamente.
La modificación de herramientas que atañen a lo electoral no están exentas de esas características, pues están impregnadas de desconfianzas mutuas. Esto también se visualiza al interior de las fuerzas que componen Cambia Mendoza, donde no faltan reparos al proyecto que presentó esta semana el ministro de Gobierno, VÍctor Ibañez, en la Casa de las Leyes.
El punto respecto de si se consagra o no la lista sábana con el modelo que se está promoviendo, y otras cuestiones que se refieren al andamiaje legal, forman parte de la grieta en el debate que se avecina, en tanto que algunos legisladores pretendían ya ni siquiera modificar, sino rechazar directamente el proyecto.
La Boleta Única es un instrumento probado con alta aceptación tanto en Córdoba como en Santa Fe, en sus diferentes modelos. El que se ha planteado aquí es proclive a brindar una opción al elector por la lista completa, similar al cordobés.
Los detalles son para la discusión legislativa, lo que no obsta que la instauración de la Boleta Única sea un avance institucional en el sistema electoral local.
El nuevo formato contempla un ahorro de papel, la limitación a los aparatos partidarios en la distribución de boletas, la imposibilidad de robos o adulteraciones del instrumento del voto en el cuarto oscuro, y el avance en términos de equidad para las agrupaciones que no cuentan con un despliegue territorial, entre otros beneficios que aportan las experiencias citadas.
Un instrumento electoral no mejora de por sí la situación de la población, pero sí incide en el desempeño del régimen electoral, aun modificando parcialmente el método de elección de los representantes. Y por lo visto, el radicalismo intentará llegar con el máximo consenso posible en la Legislatura a la votación.
En cuanto a la calidad de la democracia, depende más de la predisposición de los actores, de la cultura política vigente, de los procesos sociales y económicos, del respeto institucional, o de las exigencias de la ciudadanía, que de un instrumento de votación determinado.