La punzante escritora y articulista Pola Oloixarac ha dicho que la actriz e imitadora Fátima Florez funciona, desde que se puso de novia con el ínclito Javier Milei, es como una "versión humana del Teorema de Baglini".
La punzante escritora y articulista Pola Oloixarac ha dicho que la actriz e imitadora Fátima Florez funciona, desde que se puso de novia con el ínclito Javier Milei, es como una "versión humana del Teorema de Baglini".
¿Qué dice ese teorema? Afirma que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o de un dirigente político son directamente proporcionales a sus posibilidades de acceder al poder.
Mientras menos chances existen de alcanzar ese estadío, más libertad hay para hacer y decir gansadas. Pero apenas salta la posibilidad de asirse al poder, una bienhechora pátina de raciocinio comienza a rondar las mentes más calenturientas.
Nada lerdo, el líder libertario no sólo está edulcorando de a poquito algunas partes de sus discursos dinamiteros, sino que al ponerse de novio le ha encontrado ese necesario costado humano al teorema. Después de todo, no es bueno que el hombre esté solo.
La residencia de Olivos es enorme y no es lo mismo compartir la cena y la cama con cuatro perros mastines, que matarse de risa con los cuentos que debe contar la jodona Fátima o con su capacidad para ser una dama cosplay.
El libertario no ha elegido cualquier hija de vecina sino a una famosa actriz cómica que, más allá de hacer de rubia, es una mujer acostumbrada a sacarle una sonrisa a los argentinos, lo cual puede ser más provechoso que lo que hacen algunos cultos religiosos.
Lo cierto es que el extinto legislador mendocino Raúl Baglini, de recordada actuación en el Congreso nacional, ha vuelto a estar en la palestra por ser el autor de ese teorema que sigue definiendo con claridad y precisión -desde 1986- un aspecto central de la política. Aseguran que fue la esposa del Gordo, profesora de física y matemáticas, quien le ayudó a redondear la idea.
Después de las PASO nacionales Milei ha dejado de ser sólo un outsider político para transformarse en un posible presidente de los argentinos. De allí que la cáustica escritora citada al comienzo hable de "una versión humana del teorema de Baglini".
De derecha a izquierda de la partidocracia argentina hay coincidencia de que Baglini logró burilar un teorema que ilumina la política. ya que su idea fue tomada como ejemplo en varios países.
El radical Baglini, fallecido el 3 de enero de 2021, a los 71 años, fue parte de de esa camada que sobresalió con el retorno de la democracia al país. En 1987 fue candidato a gobernador de Mendoza por la UCR pero perdió ante el renovador peronista José Octavio Bordón. De origen balbinista, fue sin embargo un importante ariete del alfonsismo en el Congreso nacional donde se destacó como diputado y senador nacional.
El Gordo" fue uno de los más minuciosos analistas de los presupuestos de la Nación" que llegaban al Congreso para su tratamiento."Te puede recitar el inciso que le pidas", decían sus compañeros de bancada acerca de su generosa memoria, virtud sobre la que se recostaban los legisladores menos avispados para que no les hicieran pasar gato por liebre.
Portaba una de las gemas de la actividad política. Hablamos de la capacidad para debatir y negociar, sin miedo de acordar. En eso era incansable. Por supuesto, siempre tuvo activas participaciones en las comisiones legislativas de Hacienda y Presupuesto, que eran sus especialidades.
En aquellos años (los '80 y los '90) se registraron algunos debates legislativos notables porque hubo un pequeño team de legisladores fuera de serie tanto en el peronismo como en el radicalismo y en otras fuerzas políticas, algo que con el correr del tiempo se ha ido perdiendo.
Los embates conceptuales de Baglini contra varias de las medidas económicas de Carlos Menem ratificaron el renombre del mendocino. A años vista, el Poder Legislativo pareciera haber sido ganado por una medianía preocupante, salvo, claro, honrosas excepciones.
En 2010 un potente pico de estrés lo mandó al hospital y tras varios meses aceptó finalmente el consejo de su familia de apartarse del centro de la política. Volvió a su rol de abogado pero no pocas veces su bufete sonaba a comite.
Un tiempo después dijo en broma que le había sugerido a otro mendocino, Ernesto Sanz, quien también se había apartado de los cargos políticos, que, como si fueran el Serrat y el Sabina de la política local, salieran por los pueblos a hablar de política con la gente.
¿Quién iba a imaginar que un teorema pleno de criterio y sensatez política iba, varios años después, a ser tenido en cuenta hasta por un extremista de derecha que ganó las PASO presidenciales?