Análisis y opinión

El amor en tiempos de Whastapp: cuando las relaciones afectivas dependen de dos tildes azules

Desde "me clavó el visto" hasta obsesionarse con la última hora de conexión, las relaciones cambiaron quizás para siempre en la era del Whastapp

Nadie recuerda cómo era la vida y las comunicaciones antes de la aparición de Whatsapp. Pero hay algo un poco peor: nadie sabe cómo relacionarse y mucho menos si la relación es de tipo afectiva sin la mediación del círculo verde con el tubo telefónico como insignia.

Y es innegable que esta aplicación aparentemente útil e inocente ha condicionado nuestras intercambios amorosos al punto de haber creado un sistema codificado compuesto de tildes, reacciones, observación de estados, demoras en las respuestas, exhibición de estar en línea y última hora de conexión.

Es normal, todos lo hemos hecho alguna vez. Ahora, que nuestra posibilidad de relacionarnos gire en torno a una o dos tildes azules, ya es un montón. Reflexionemos.

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"Me clavó el visto" frase que en la actualidad reemplaza a nuestro viejo "me dejó de garpe", pero ahora con la impunidad que da la virtualidad

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El amor en tiempos de Whatsapp

Hay todo un folclore que une casi intrínsecamente las relaciones de pareja y el Whatsapp. Yo diría que actualmente no se puede dividir: no hay unas sin el otro.

Todo lo que ocurre en una relación en vivo y en directo, ocurrió primero en Whastapp.

Por un lado, esto se los digo a ustedes, seres que andan buscando hacer match con otros seres del planeta, abrácenlo: es un buen termómetro para anticiparse a la vida real, pero insisto: es solo un anticipo. Aunque parezca que sí, nadie conoce a nadie si no lo ha visto en 4D. No hay inteligencia artificial, ni aplicación ni stalkeo ni foto de perfil que reemplacen a un encuentro real.

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Si nunca viste a alguien que te escribe por Whatsapp, quiero decirte que estás enamorada de un mensaje. Nada más para que lo tengas en cuenta.

Si nunca viste a alguien que te escribe por Whatsapp, quiero decirte que estás enamorada de un mensaje. Nada más para que lo tengas en cuenta.

Pero sí hay patrones de comportamiento en Whatsapp que evidentemente, “dicen cosas”. Aprender a leerlas es evitarse un mal momento, créanme: yo sé por qué se los digo.

Están los que se persiguen todo el día con los horarios de conexión: “¿cómo que estuvo conectado y no me respondió?”. Los que no comprenden que alguien demore más de diez minutos en responder un mensaje: "¿pero cómo puede ser que le mandé un whatsapp a las 18 y son las 18.07 y no me respondió?".

También los que se mandan mensajes como una cinta sinfín

  • 7 de la mañana: “Buen día!”
  • 9 de la mañana “¿ya desayunaste?”
  • 11 de la mañana “¿qué estás haciendo?”

Y así pueden estar intercambiando whatsapp al menos 15 de las 24 horas del día. A veces, estos niveles de intensidad no demuestran un interés excesivo, sino por ejemplo, que la persona que está del otro lado no sabe de qué hablar para mantener tu atención infinitamente. En la época de las relaciones mediadas por la tecnología, sobrevive el que aprende a leer entre líneas.

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Vivo mata Whastapp

Sin embargo y aunque no podamos escapar, quiero decirles que todos estos delirios de la virtualidad han hecho que se pierda la hermosa costumbre de chapar –si leíste bien, “chapar”, soy una persona mayor, digo esta palabra- pero también de discutir en vivo y en directo.

Yo por ejemplo, tenía un máster en pelearme con mis novios en los cafés. ¡La de gente a la que debo haber entretenido con estas puestas en escena y que todavía me lo tiene que estar agradeciendo!, siempre pienso en que, así como debemos aparecer en las fotos de otras personas sin saberlo, seguramente también somos parte de sus anécdotas. Yo -estoy segura- fui material de anécdotas muy narrables en más de una oportunidad.

Reclamos, llantos, montañas de servilletas de papel arrugadas, gestos de dudosa interpretación. Todo un mundo de diversión para el observador popular. Pero ahora, toda esa adrenalina ha disminuido. El público ya no queda azorado observando a las parejas discutir.

La arena de la lucha más caliente es la mensajería virtual.

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Los chats de Whatsapp generan una expectativa que no en todas las oportunidades se validan en la vida real.

Los chats de Whatsapp generan una expectativa que no en todas las oportunidades se validan en la vida real.

El Whatsapp y sus miles de posibilidades de mostrar las más oscuras facetas de la condición humana han reducido toda la atracción a una acción invisible y poco jugada.

¿Qué es eso de andar bloqueando, ghosteando o “clavando un visto” sin antes haberse juntado en forma presencial?

Así es que cuando no le quieran responder a alguien, o no hayan decidido sacarlos de sus vidas para siempre, háganme el bien de ir a decírselo en la cara y no la duerman en el área mandando o ignorando mensajes de Whatsapp. Es para flojitos.

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La vidriera de las indirectas

El estado de Whatsapp ahora es "la vidriera de las indirectas" por Whatsapp. Vos le querés “decir algo a alguien” sin decírselo y te inventás un estado.

Por ejemplo, te peleaste con tu novio, tu novia te dejó de garpe, te gustaba alguien que no te dio bola, y ahí clavamos “el estado indirecta”.

“Nadie se merece tus lágrimas” (emoji de lágrimas).

“Si lloras por el sol las lágrimas te impedirán ver las estrellas” ( vaya a saber qué quiere decir, pero funcionó porque el destinatario te responde el estado preguntándote si te pasa algo).

“Las personas que se quieren de verdad están dispuestas a estar contigo en las tormentas” (fondo de pantalla de lluvia).

También, del otro lado, hay receptores muy paranoicos que piensan que todos los estados, inclusive si pusiste que vendés un par de zapatillas N° 38 porque te quedaron chicas, son una indirecta para decirle algo encriptado.

Basta, en serio. Juntémonos a discutir, sifón de por medio. ¿Quién estando enojado no ha querido echarle un buen chorro de soda al contrincante?

Tirar indirectas en los estados a esta altura ya es vintage.

Pero hay gente muy atenta a esto. No sé cómo hacen, pero te responden un estado al segundo y medio de que lo escribís. ¿Hay alertas de estados de Whatsapp? Lo pregunto en serio. Porque si no hay, tendremos que reconocer que a cada persona se le asinga un “bebé reno” al abrirse un Whatsapp.

El maleficio imperdonable

Y ya que estamos hablando de Whatsapp y relaciones amorosas, hay algo que es el equivalente al avada kedavra de Harry Potter pero en versión responsabilidad afectiva: nunca te atrevas a terminar una relación por Whatsapp y menos si es una relación que ha llevado tiempo y esfuerzo.

La gente que hace tales cosas, debería entrar en un Codeme afectivo, en donde cualquier ser humano interesado en intercalar con otros u otras, pudiera fijarse si el postulante figura.

Es más; a estas personas tendría que corresponderles un código, como el que pone el BCRA a los deudores. Este sería un (o una) irresponsable afectivo nivel incobrable.

No se hace eso, repito: no se hace eso.

Así como se buscan infinitos antecedentes para dar un préstamo o para otorgar un puesto laboral, cualquiera tendría que consultar este tipo de comportamientos sentimentales previos.

He conocido historias, hasta parejas con niños, que no se atrevieron a hablar en vivo y en directo y "se dejaron” por Whatsapp.

Después de esto, deberían abrazar la vida monacal y encerrarse en un convento de clausura para siempre. Ni siquiera da para un análisis de los motivos, por Whatsapp no se deja a nadie. A no ser que seas el protagonista de la canción “Rata de dos patas” de Paquita la del Barrio. Si es así, adelante. Hazlo.

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El meme de la pareja

El meme de la pareja "bloqueado" famosos por "bloquearse" de Whatsapp por cualquier motivo, sacado de la vida real 100%

Atrapados sin salida

La conclusión es que después de que agregaste a alguien al Whatsapp, estás perdido. Tus relaciones van a ser moderadas por esa aplicación y no podrás volver a atrás, quien saca a alguien de Whatsapp lo está sacando de su vida, o al menos de su vida virtual, que es como el 85% de la vida real por estas épocas.

A no ser que todo se pudra mal y decidas bloquear, que es una acción casi tan drástica como una vasectomía o una ligadura de trompas: en esa relación ya no podrá crecer nada en el futuro.

Igualmente, pensémoslo: no puede ser que a nuestras relaciones humanas las guíen un tilde o dos, o una hora de última conexión.

Más que clavarnos un visto, clavémonos un vino con alguien, porque la vida es bastante corta e insulsa por mensaje. Es mejor un final más al estilo Joaquín Sabina. Que el fin del mundo nos pille bailando y no enviando indirectas por Whatsapp.

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