Análisis y opinión

Demasiadas dudas, para vivir sin angustia

La incertidumbre sobre el qué puede pasar condiciona lo económico y atraviesa a la población

Acá los muchachos lanzados a la conquista del voto se pelean en una suerte de todos contra todos, se presentan en la Fiesta de la Ganadería -donde se picudearon cara a cara De Marchi con Vadillo-, y se pasean por todos lados a la conquista del voto hacia las PASO del 11 de Junio, pero el verdadero problema, grave, está muy por fuera de su alcance.

Proyectos en danza, confrontación, bir biri, nada serio se vislumbra todavía para la Provincia, que tiene mucho para crecer y tiene con qué, si la dejan.

Una provincia no puede decidir por sí misma su suerte, que está atada a los destinos de la Nación. Mendoza no es de las que sólo viven de lo que les envían desde Buenos Aires para sostenerse con empleo público y con una clase privilegiada ligada al Estado prebendario, pero aun así no tiene ninguna posibilidad de sustraerse de la decadencia nacional.

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Los dólares comprometidos por el Fondo Monetario Internacional no están asegurados.

Los dólares comprometidos por el Fondo Monetario Internacional no están asegurados.

El país es uno, tanto en lo bueno como en lo malo, para bien y para mal. La situación económica nos atraviesa y nos condiciona, y nos pone el marco dentro del cual el margen de maniobra es estrecho.

Es lógico entonces que todos estemos pendientes de lo que va a pasar y que haya ataques de pánico colectivo o sectorial cada vez que el blue pega un salto como síntoma de nuestra cercanía al abismo.

La llegada de chilenos en masa para comprar barato lo que a nosotros nos resulta carísimo da la medida de la pérdida de valor de nuestra moneda, de la depreciación de nuestro poder adquisitivo.

La devaluación del peso indica la pauta de la desvalorización del gobierno, con un presidente que empezó a desbarrancar fuerte cuando aceptó que lo maltrataran sin filtros desde el ala cristinista del gobierno. Como cuando Wado de Pedro le dio un portazo y después siguió en el ministerio como si nada, o cuando lo trataron de "ocupa de la Casa Rosada", o cuando le dinamitaron al ministro Martín Guzmán.

El ascenso de Sergio Massa al frente de Economía supuso un golpe de timón por caudal político, al fin, para la toma de decisiones. Aunque funcionó medianamente en el corto plazo, a escasos meses ya se empezó a notar la falta de un plan que generara previsibilidad y confianza, lo que se tradujo en inestabilidad económica.

Y aquí estamos, preguntándonos si llegamos a las PASO de agosto, a las generales de octubre, o al balotaje de noviembre, según el escenario político de tres tercios que se viene vislumbrando. Y en tal caso, cuál será el nivel de problemas que deberá afrontar el próximo gobierno.

Las reservas están menguadas, las exportaciones se encuentran por el piso y los dólares comprometidos por el Fondo no están asegurados.

Los sectores del campo no ven atractivo liquidar con un dólar a 300, y los exportadores vitivinícolas observan que no les conviene vender afuera ahora para cobrar en varios meses sin valores estables. Otra vez, el problema sigue siendo el no saber qué va a pasar mañana. En consecuencia, las exportaciones de vino se han desplomado 40 por ciento interanual y las divisas están entrando a cuentagotas, más si se cuenta la merma de la cosecha de la pampa húmeda por la tremenda sequía. Y el compañero Lula sólo nos brinda amor, porque de plata ni hablar.

El mercado le ha puesto precio al dólar hacia fin de año y ha proyectado una inflación del 126%. El problema es que cada vez que se consulta a través del relevamiento de expectativas, mes a mes va corrigiendo los pronósticos, para peor, al punto de que el Banco Central está dudando si seguir con esas encuestas agoreras mensualmente. Mejor barrer la basura bajo la alfombra, piensan algunos, con la misma lógica que se intentó posponer el resultado de la inflación que publica el INDEC para no perjudicar las chances electorales del peronismo en cinco provincias el domingo 14.

El pueblo debe saber con todos los datos a mano, pero además, nadie se puede sorprender con un número estadístico viviendo la diaria en nuestro país. La inflación es palpable en todos los órdenes y no hay audacia que valga para disimularla.

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El fixture de este domingo

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El próximo domingo se votará en La Rioja, Jujuy y Misiones.

El próximo domingo se votará en La Rioja, Jujuy y Misiones.

Es el turno de disputarse tres gobernaciones con resultados más o menos cantados, según la encuestas. Si no hay batacazos, como en Neuquén, los oficialismos llevan las de ganar.

Jujuy, con radicales; La Rioja, peronistas; y Misiones, con renovadores locales, les darían continuidad a sus gobiernos provinciales, donde las novedades podrían darse en las pujas por los segundos puestos opositores, y en el caudal menguado de los frentetodistas.

De todos modos, no habría que hacer inferencias hacia la cuestión nacional desde los resultados provinciales, donde más que la macroeconomía se dirimen otras cuestiones propias de los estados federales. Por eso mismo, cada gobierno decidió desdoblar con el propósito de esquivar al arrastre nacional. Con esa lógica, también Rodolfo Suarez decidió desmarcarse con su propio calendario para que se juzgue su "modo Mendoza", con las ventajas y riesgos que eso supone.

El cronograma plagado de elecciones sigue su marcha, entre departamentos y provincias, pero lo decisivo se juega en las presidenciales. No obstante, a esta altura no se ha clarificado la grilla de largada, entre los anotados y los renunciados. Mientras, Cristina sigue en el terreno de las incógnitas.

No da lo mismo para el peronismo ni para sus rivales dar batalla con o sin ella. Por otro lado, el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, también va a jugar con parte del peronismo y otros sectores, en tanto el PRO ha logrado quedarse con dos finalistas, Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta.

El factor Milei sigue siendo el desvelo para sus competidores de uno y otro lado, porque ha empezado a comer porciones de electorado de ambos polos de la grieta.

No es que esté seduciendo por el tenor de sus propuestas ni porque de pronto la gente quiera hacer cola para vender sus órganos. Es que la temprana y oportuna idea de combatir a la "casta política" prendió como nada ante el hartazgo de la población de vivir cada día peor.

Ya está visto que las franjas juveniles ven allí a la rebeldía, mientras cada vez más estratos van sumando su adhesión ante los modos disruptivos de Milei, ante lo cual de nada valen las explicaciones sesudas respecto de que la dolarización es inviable.

Todo puede suceder en la Argentina cambiante, pero nadie se anima a descartar que vamos hacia un balotaje, lo que acentúa las dudas de quiénes estarán disputando esa segunda vuelta.

Sin certezas en la política que brinden seguridad y confianza, sube la incertidumbre que agrava la inestabilidad económica.

Las expectativas sombrías, una autoridad presidencial menguada, y con Cristina corrida de su responsabilidad para convertirse en objetora del gobierno, las miradas se centran en los movimientos acotados de Sergio Massa, quien ha quedado entre la posibilidad de timonear la crisis camino a la deseada candidatura o experimentar su propia degradación.

A las dudas de qué irá a pasar con el dólar (o con nuestra moneda), que es lo mismo que preguntar sobre los precios y sobre el diario vivir, surgen interrogantes sobre quiénes competirán por la presidenciales, con qué suerte electoral y, si se mira más allá, con qué país se encontrará el próximo gobierno. Demasiadas dudas para vivir sin zozobra.

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