Análisis y opinión

¿Debemos ir a votar con mentalidad de balotaje siendo que la elección del 26 no es excluyente?

Una elección legislativa puede servir, si no es favorable al gobierno, para barajar y dar de nuevo en una serie de aspectos. Es parte de las chances que otorga la ingeniería republicana y democrática

¿Aciertan Mauricio Macri y su entorno cuando dicen que el 26 de octubre se dirimirá "una elección binaria", de blanco o de negro, es decir, de mileísmo o de kirchnerismo? Según esa visión, es imperioso "no darle bolilla" a otras opciones de centro y de centro-derecha e ir a votar con mentalidad de balotaje. Ergo, se debe votar a Milei.

Macri intenta no dejar dudas de su parecer, pero termina comparando peras (una elección legislativa, la inminente del 26 de octubre) con manzanas (una elección ejecutiva, como la que a él le tocó perder en 2019 cuando buscaba la reelección, tras lo cual retornó el kirchnerismo).

La elección legislativa que tendremos dentro de dos semanas, como ocurre con todos los comicios de medio término, es importante para medir el humor social y para oxigenar el Poder Legislativo, pero no es excluyente, como sí sucede con una elección presidencial, donde el que pierde abandona el gobierno.

mauricio macri
Para Mauricio Macri, la del 26 de octubre será una elección binaria.

Para Mauricio Macri, la del 26 de octubre será una elección binaria.

En una elección legislativa hay un reparto, en degradé, de acuerdo a la cantidad de votos registrados. El sector que obtuvo más votos no deja afuera a todos los demás. Con una mediana cantidad de sufragios cada sector puede aportar algo al Congreso y a las legislaturas.

Del centro a la derecha no sólo está La Libertad Avanza. Esta vez habrá más oferta, entre ellas la de los gobernadores de Provincias Unidas. Cualquier legislador que llegue desde todo este entramado, aportará a la causa antikirchnerista.

El votante de centro y centro derecha, que ya se cansó de las excentricidades de Javier Milei y de su creciente populismo de derecha, no va a rifar su sufragio si decide ir por una opción distinta a La Libertad Avanza. Fijará opinión anti k desde otras posiciones.

Tanto Macri como su entorno estable (De Andreis, Dietrich) creen que la mayoría de quienes no los votaron en las presidenciales de 2019 "todavía se están arrepintiendo". En realidad, los que "todavía se arrepienten" son esos ex funcionarios porque no les alcanzó con lo que hicieron desde 2015 a 2019 por ausencia de talento político o por lo que fuere. Brotes verdes no hubo, aunque sí un intento de hacer republicanismo.

Macri ha vuelto a pedir que se vote al oficialismo de Milei, y está en su derecho a hacerlo, a pesar de todas las trapisondas y el ninguneo que el anarcocapitalista y su hermana Karina le han hecho al todavía líder macrista y al PRO.

Pero ello no es lo más importante. Esas son decisiones de cúpulas, valederas o no tanto, pero que chocan con otras realidades. En esta elección legislativa va a tener un peso muy potente el silente ciudadano de a pie.

Ese ciudadano valora la baja de la inflación, el ataque al déficit fiscal y el freno al despilfarro de fondos públicos, pero padece el estancamiento económico, los desarreglos cambiarios, la falta de trabajo formal y las crecientes dificultades para llegar a fin de mes. Un combo que día a día avanza sobre la clase media y que tiene contra las cuerdas y boqueando a la clase media baja. El ajuste no ha hecho centro en la "casta" política.

Hablamos de ese ciudadano al que, además, ya no le hacen gracia las bizarras puestas en escena del Presidente. "Todos corrieron sin entender/ Panic show a plena luz del día". Esa estrofa del tema de La Renga ya fue realidad el 7 de septiembre en las elecciones legislativas de la Provincia de Buenos Aires.

Javier Milei concierto rock
A algunos ciudadanos ya no les hacen gracia las bizarras puestas en escena del presidente.

A algunos ciudadanos ya no les hacen gracia las bizarras puestas en escena del presidente.

Lo importante es tener en claro que al presidente Milei le quedan dos años más de Gobierno. Y que nadie quiere un nuevo De la Rúa. En el supuesto caso de que a Milei no le vaya bien el 26 de octubre, el mundo no se acaba. Claro, siempre es mejor un triunfo, sobre todo para mantener el relato.

Lo bueno en una república consolidada es que una elección legislativa puede servir, si no es favorable al gobierno, para barajar y dar de nuevo en una serie de aspectos. Es parte de las posibilidades que otorga la ingeniería republicana y democrática.

Ya se ha hecho una parte importante para mejorar la macroeconomía. Pero todavía falta mucho para consolidar (y luego ampliar) esa sanidad económica. También para mejorar el timón político y la institucionalidad, dos rubros en los que el presidente no se ha destacado.

Milei ya no habla a diario de los "econochantas". Pareciera que las advertencias de algunos de esos especialistas no eran tan alocadas. También ha discontinuado la acusación de "ensobrados" a los periodistas. Es que la palabra "coima" ha empezado a ser común en su propio terreno.

En resumen: el 26 de octubre no habrá una elección presidencial. No es que el 10 de diciembre vayamos a tener otro presidente y otra visión del mundo. Votaremos un recambio legislativo. Aunque, lógico, a la vez estos comicios servirán para medir para dónde van los vientos de la opinión pública sobre un gobierno que va a cumplir la mitad de una gestión que concluirá en diciembre de 2027

La gran incógnita es si el presidente va a saber leer correctamente la voz ciudadana. Si gana o empata, no es para que "vaya por todo" ni para que se hunda en el populismo de ultra derecha ni para que sea un "depredador" de la democracia.

Y si pierde no es para que se vaya a su casa. Es para que entienda que los generosos marcos de la democracia republicana le darán la opción de hacer política. Ningún plan económico es sustentable si no se da dentro de un marco político coherente.

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